En la
televisión, la radio, los periódicos…. ¡Los horóscopos están por todas partes!
Consultarlos de vez en cuando puede parecer inofensivo, incluso divertido. Sin
embargo, esta práctica es perjudicial espiritual y psicológicamente
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Cada
periódico o revista tiene su propio horóscopo. Hay una extraña forma de echar
un vistazo a estas tres líneas de predicciones, sin creer en ellas y al mismo
tiempo creyendo en ellas. Desgraciadamente, incluso los “buenos cristianos”
caen en esta trampa. Cuando se estudian, se puede ver que los
horóscopos tienen algunos rasgos característicos. Siempre se centran en la
trilogía que interesa a todos: salud, trabajo (a menudo limitado al
dinero), amor (a menudo reducido a “encuentros”).
Tienen un aspecto idolátrico: la felicidad o la suerte están suspendidas por
encima de nuestras cabezas, versátiles como los dioses de la antigüedad. Otra
característica de esta literatura es su trivialidad: lo suficientemente
imprecisa para que le convenga a todo el mundo, con un toque preocupante de vez en cuando para
que parezca serio y se asemeje a la vida real, pero con un fondo de optimismo reconfortante, o
incluso adormecedor. Es especialmente repetitivo, porque no se puede ser
original los 365 días del año (multiplicado por doce signos del zodíaco y tres
dominios, lo que representa 13 176 predicciones a formular). ¿Pero no sabe que
la Biblia es muy estricta con respecto a cualquier forma de predicción,
clarividencia, adivinación? ¿Por qué? Porque es paganismo puro.
¿Un juego de subjetividad
o una predicción?
Estamos
atrapados en un destino ya grabado en los astros o en cualquier otra cosa
(cartas, posos de café, bolas de cristal). Es un pecado contra la fe. Esto
ofende la dignidad humana: nuestra libertad, aunque esté condicionada por un
montón de parámetros, incluidos los parámetros cósmicos, por qué no, tiene
siempre capacidades impredecibles e inesperadas. También
ofende la grandeza de Dios: su gracia es aún más impredecible y
siempre puede cambiar todo. La astrología predictiva es por lo tanto una
regresión espiritual. Psicológicamente, fija a la persona en una
etapa mágica, que
es normal en la primera infancia, pero que en la edad adulta puede llegar a ser
enfermiza. Sencillamente, en términos de sentido común, es un disparate. Si se llega a producir, es
por el juego de las probabilidades: si anuncio un buen tiempo para el 15 de
septiembre, ¡tengo una posibilidad entre dos de acertar! O por el juego de la
subjetividad: inconscientemente, hago lo que creo que tengo que hacer para que
suceda. O – esta hipótesis no se puede excluir – por el juego diabólico de los
“espíritus” que pueden manipular al hombre y quizás a ciertos acontecimientos.
Hasta cierto punto,
podríamos admitir una astrología descriptiva. Podría existir rasgos de carácter
comunes de Aries o de Acuario. Podría haber una influencia del “paisaje”
estelar en nuestra personalidad, de la misma manera que estamos influenciados
por el lugar donde vivimos: andaluces o asturianos, la gente del norte o del
sur, de las montañas o de las mesetas, son todos ellos grupos más o menos
identificables. Pero no se debe hacer que estos signos sean absolutos. Son sólo
una pequeña parte de la infinita red de influencias que nos moldean. Y estas
influencias no son más que un marco en el que siempre, al final, tenemos que
inventar nuestras vidas. Con la gracia de Dios.
Padre
Alain Bandelier
Fuente:
Aleteia