Reflexión
del Papa en la Misa
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Misa en Santa Marta, 15 oct. 2019 © Vatican Media |
Para
el Obispo de Roma, la medicina para acabar con la hipocresía imperante es
contar “la verdad, ante Dios”, acusarse a sí mismo, decir: “‘¡Mira, Señor, cómo
soy!’, y decirlo con humildad”.
Hoy,
15 de octubre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el
Santo Padre ha meditado en torno al pasaje evangélico del día. En él se narra
cómo Jesús, invitado a comer en casa de un fariseo, fue criticado porque antes
de sentarse a la mesa no había hecho las abluciones (lavatorio de algunas
partes del cuerpo) estipuladas, indica Vatican News.
En
torno a esta escena, Francisco remarcó que existe “una actitud que el Señor no
tolera: la hipocresía. Y esto es lo que leemos en el Evangelio. Invitan a Jesús
a comer, pero para juzgarlo, no para hacer amistad” y describió que “la
hipocresía es precisamente presentarse de un modo y ser de otro”.
La hipocresía viene del
diablo
Efectivamente,
de acuerdo al medio vaticano, Jesús no soporta la hipocresía y, por ello, con
frecuencia llama a los fariseos “hipócritas” o “sepulcros blanqueados”. Pero
esto no supone un insulto por parte de Jesús, “es la verdad”, expuso el
Pontífice.
“Desde
afuera eres perfecto”, continuó, “almidonado”, pero “dentro eres otra cosa”. Y
alegó que “la actitud hipócrita nace del gran mentiroso”, esto es, “el diablo”,
el “gran hipócrita”, y los hipócritas son sus “herederos”.
“La
hipocresía es el lenguaje del diablo, es el lenguaje del mal que entra en
nuestro corazón y es sembrado por el diablo. No se puede convivir con gente
hipócrita, pero existe. A Jesús le gusta desenmascarar la hipocresía. Él sabe
que será ciertamente esta actitud hipócrita la que lo llevará a la muerte,
porque el hipócrita no piensa si utiliza medios lícitos o no, va adelante: con
la calumnia (…)”, explicó.
Vernos
en las hipocresías
Con
respecto a los que sostienen “que no existe tal hipocresía” en el propio
entorno, el Papa apuntó que “pensar esto es un error”: “El lenguaje hipócrita,
no diré que sea normal, pero es común, es de todos los días. El hecho de
presentarse de un modo y ser de otro. En la lucha por el poder, por ejemplo,
las envidias, los celos, te hacen parecer con una forma de ser y desde dentro
hay veneno para matar, porque la hipocresía siempre mata, siempre, tarde o
temprano, mata”, alegó.
Por
otra parte, refiriéndose a mostrarnos cómo somos ante Dios como medio para
acabar con la actitud hipócrita, el Santo Padre indicó también: “Debemos
aprender a acusarnos a nosotros mismos: ‘He hecho esto, yo pienso así,
malamente…. Tengo envidia, me gustaría destruir aquello…’, lo que está dentro,
lo nuestro, y decirlo ante Dios. Este es un ejercicio espiritual que no es
común, no es habitual, pero tratamos de hacerlo: acusarnos a nosotros mismos,
vernos en el pecado, en las hipocresías y en la maldad que hay en nuestro
corazón (…)”.
Oración de Pedro
El
Pontífice insistió en la importancia de acusarse a uno mismo y agregó “una cosa
tal vez demasiado fuerte, pero es así: un cristiano que no sabe acusarse a sí
mismo no es un buen cristiano y corre el riesgo de caer en la hipocresía”.
Y
concluyó recordando la oración de Pedro cuando dijo al Señor “aléjate de mí
porque soy un hombre pecador”, con la que animó por última vez a aprender “a
acusarnos a nosotros mismos”.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit