Escritas por el Secretario General
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Mons. Luis Argüello, Secretario General de la Conferencia Episcopal Española © CEE |
Ante la
inminente convocatoria de elecciones generales a la presidencia del Gobierno en
España, el 10 de noviembre de 2019, la Conferencia Episcopal Española (CEE),
recuerda las claves de reflexión ofrecidas por Mons. Luis Argüello, el
pasado mes de abril, antes de las elecciones generales y reproducidas en el
artículo «Ante las próximas
elecciones» en la revista ecclesia (6-4-2019).
El pasado 28 de
abril de 2019, tuvieron lugar en España las elecciones a la Presidencia del
Gobierno. En ellas, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) dirigido por
Pedro Sánchez, fue la fuerza política más votada, seguida por el Partido
Popular (PP) y Ciudadanos (Cs), cuyos candidatos son Pablo Casado y Albert
Rivera, respectivamente.
Tras el intento
fallido de llegar a un acuerdo entre el PSOE y el resto de fuerzas políticas
españolas, –principalmente con Podemos, el partido comunista de Pablo Iglesias–
se convocaron nuevas elecciones, que tendrán lugar el próximo domingo, 10 de
noviembre de 2019.
Obligaciones
cívicas
“Las
obligaciones cívicas de los ciudadanos no se extinguen con el ejercicio del
voto en unas elecciones”, indica el obispo auxiliar de Valladolid. “Tras
ellas, es obligado acatar el resultado, respetar las instituciones y seguir
colaborando al bien del cuerpo social”.
Por eso,
advierte de que en las elecciones próximas y en la acción ordinaria en la vida
social y pública conviene tener en cuenta algunas indicaciones, que
reproducimos a continuación.
Dignidad
sagrada de la vida
La dignidad
sagrada de la vida humana desde su inicio a su fin natural. Esta promoción y defensa radical de la vida ha de ser un dique ante los
abusos del «paradigma eficientista de la tecnocracia» (Laudato si’, 189)
que afecta a la vida en todo su desarrollo. Hoy, se quiere dar por firme la
dramática aceptación social del derecho al aborto y se promueve la eutanasia
bajo el atractivo disfraz de muerte digna. La vida ha de ser protegida
activamente y, en todo caso, promover el derecho-deber de la objeción de
conciencia a los actos que quieran destruirla.
En una
situación de grave crisis demográfica y con grandes zonas de nuestro territorio
semiabandonadas, es imprescindible un apoyo claro y decidido a la
familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer abierto a la vida. Un
apoyo que habrá de expresarse en el acceso a la vivienda, en particular a los
jóvenes; en el reconocimiento –incluso económico– del trabajo doméstico y de
los cuidados; en los beneficios fiscales, y de otro orden, especialmente a las
familias numerosas; en el salario familiar, etc. Las zonas de la «España vacía»
precisan un apoyo especial.
Diferencia
sexual
En este mismo
contexto es muy importante una comprensión antropológica respetuosa del
significado esponsal de la diferencia sexual y su vínculo con la
transmisión de la vida que impregne la educación y la acción social. Es
preocupante la reducción de la persona a individuo de una especie animal más y
la confusión entre el necesario respeto y cuidado de los animales y su
incipiente equiparación en dignidad y derechos con la persona humana.
Los cambios que
la revolución tecnológica está provocando en tantos órdenes de la vida, la
importancia de la conciencia, la libertad responsable y las actitudes
necesarias para la convivencia, reclaman un gran esfuerzo en la calidad
de la enseñanza. Ha de garantizarse el derecho de los padres a escoger el
modelo de educación integral que desean para sus hijos, lo cual exige un apoyo
equitativo a los centros de iniciativa social y una regulación satisfactoria de
la enseñanza religiosa escolar. El artículo 27 de la Constitución es la
expresión básica del pacto educativo que la sociedad española precisa.
Crisis
económica
La incipiente
«salida de la crisis económica» se ha
saldado con una extendida situación de precariedad laboral y de incertidumbres
varias que dificultan la organización de la vida personal y familiar. Ante las
nuevas situaciones, parece imprescindible buscar juntos un nuevo «pacto
social». También parece necesario abordar la reforma del «Estado del
bienestar». En ambos casos se ha de buscar el bien común y huir de la defensa
de intereses corporativos o ideologizados que buscan rédito electoral a corto
plazo. Son convenientes políticas que favorezcan la libre iniciativa social, la
incorporación de los jóvenes a la vida laboral, el trabajo que asegure la renta
familiar, la justa distribución de la riqueza y la moralidad en la vida
económica, así como el cuidado del medio ambiente. Reclaman una especial
atención los más desfavorecidos de la sociedad: pobres, inmigrantes, enfermos y
ancianos que viven solos, etc.
Inmigración
Los inmigrantes, además de ser una llamada al reconocimiento de la dignidad humana y de la
fraternidad universal que nos piden cuidar la acogida y la integración de los
que llegan, nos recuerdan las obligaciones de nuestra nación con sus pueblos de
procedencia, pues la solidaridad internacional es una exigencia del orden
moral, más aún en una economía globalizada. La política ha de abordar las
causas del problema migratorio y buscar ahí las posibles soluciones. Cáritas
española ha presentado a los partidos unas propuestas sobre los asuntos de los
puntos 5 y 6.
Identidad
nacional
Los graves
problemas surgidos en la organización territorial del Estado piden a
los católicos y a todos los ciudadanos favorecer una «cultura del encuentro».
Esta cultura se sostiene en un diálogo que tenga en cuenta el bien que ha
supuesto nuestra convivencia de siglos y se desarrolle dentro del cauce de la
ley y de las instituciones comúnmente aceptadas, en el horizonte de los
desafíos globales que afectan a las nacionalidades y regiones de España. Tanto
en el campo de la identidad nacional como en el de la identidad personal, el
llamado «derecho a decidir» no es moralmente legítimo en sí mismo, pues
supondría la absolutización de la voluntad de poder desvinculada de la
moralidad del contenido de la decisión y del marco social e institucional donde
se toman las decisiones. Si, además, el ambiente cultural en el que se
promueve, de manera acrítica, tal autodeterminación está dominado por emociones
y sentimientos, el riesgo de decidir en contra de la dignidad de la persona, de
la justicia y del bien común es muy alto. Se entronizan los sentimientos y se
reclaman como derechos.
Acción pública
de los laicos
La crisis
global y el positivismo relativista que
domina en la cultura occidental están poniendo en riesgo la democracia
representativa que cada vez encuentra menos resortes para regenerarse. Por eso
son tan importantes las fuentes de valor moral de carácter «pre-político».
Entre éstas, destaca el factor religioso como integrante de los bienes
de una sociedad. Por ello, es muy importante que los poderes públicos,
desde una laicidad abierta y positiva, favorezcan la vida y expresión religiosa
de los ciudadanos no solo en el ámbito privado sino en su acción pública en
favor del bien común. También los creyentes han de comprometerse, pues «la
política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad
y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma
eminente de la caridad» (Francisco, Mensaje en la Jornada Mundial
de la Paz 2019).
Construcción
europea
Europa como ámbito de paz y de promoción de los derechos fundamentales sigue
siendo un proyecto donde los cristianos han de estar presentes. Quizá la
«construcción europea» peque de exceso de burocracia y de resabios de
ingeniería social en tantas de sus directivas; también de cierta cerrazón en la
defensa de su situación privilegiada. No obstante, sigue siendo en el mundo un
signo positivo de respeto a la dignidad y de organización de la convivencia
entre las personas y los pueblos. La acogida de la vida y la solidaridad con
otros ayudarían a reverdecer sus mejores raíces.
Ante alguno de
los problemas de nuestras sociedades europeas, qué gran valor tiene que
resuenen de nuevo con fuerza palabras fundantes de nuestra vida en
común: «¡No matarás, no robarás, no mentirás, no cometerás actos impuros!
¡Ama a tu prójimo como a ti mismo; la verdad nos hace libres, no podéis servir
a Dios y al dinero; tratad a los demás como queréis que ellos os traten; sois
hermanos!».
Rosa
Die Alcolea
Fuente:
Zenit