Una pareja debe enfrentarse a este hecho obvio: un día la muerte separará a los cónyuges
“Hasta
que la muerte nos separe.” Los casados se hacen esta promesa el día de su boda,
pero ¿siguen pensando en ello después? ¿Debemos estar preparados para este
acontecimiento inevitable? Y si es así, ¿cómo podemos hacerlo, sin oscurecer la
felicidad de la vida matrimonial?
Una pareja debe enfrentarse
a este hecho obvio: un día la muerte separará a los
cónyuges. Y
no hay amor totalmente feliz, precisamente por la simple evidencia de que la
espada de Damocles de la muerte pende sobre cada pareja.
¿Puede el miedo a la
muerte atormentar la felicidad conyugal?
Las
parejas más unidas y felices son también las que más temen que su felicidad se
derrumbe. Pero algunas parejas no están tan preocupadas por esta perspectiva
ineludible: ¿qué sentido tiene preocuparse por un futuro que no conocemos?
¿No le bastará con preocuparse
cuando llegue el momento? ¡Vivamos en el presente, la muerte aún no llama a
nuestra puerta! Una actitud que algunos considerarán inconsciente, mientras que
otros verán en ella la sabiduría de un filósofo que acepta los límites de la
condición humana: la muerte es parte de la vida.
Sin embargo, un día u otro,
cada pareja se topará inevitablemente con esta angustia existencial. La muerte
repentina de un amigo que deja a su esposa viuda e a sus hijos huérfanos, o la
enfermedad súbita de uno de los cónyuges, son a menudo crueles evocaciones de
la realidad.
¿Cuál es entonces la
verdadera sabiduría: cerrar los ojos o vivir con el temor del mañana? Tal vez
la actitud más inteligente y realista sea la de prepararse para el período de
viudez que va a vivir uno de los cónyuges. Pero, ¿cómo se puede lograr esto?
No hagas de tu pareja un
ídolo
Sobre todo, es importante
que cada uno se haga la siguiente pregunta: ¿acaso no convierto a mi cónyuge en
un ídolo? Es decir, el único ser en el que he puesto todos
los motivos para vivir. Muchos ídolos tienen pies frágiles.
Por admirable que sea el
cónyuge, no es Dios. Es
inevitablemente falible, limitado, vulnerable, envejeciente, mortal.
Aunque es legítimo confiar
su esposo o esposa, también es importante saber que esta fuerza es limitada.
Pero es el signo de la fuerza del Dios verdadero, al que nos dirigimos
humildemente a lo largo de nuestras vidas como pareja.
El
futuro no es solamente la muerte, sino también la resurrección.
Dios no prometió a los
cristianos casados que no experimentarían el sufrimiento, la pérdida de un hijo
o una viudez temprana, sino que prometió su presencia en tiempos difíciles.
Así
que no tengamos miedo del futuro. Contemos con la gracia con lo que Dios nos
revelará nuestro camino.
Denis
Sonet
Fuente:
Aleteia