Carta
Apostólica del Papa
![]() |
Felicitación a la Curia Romana, Navidad 2019 © Vatican Media |
El
Santo Padre ha establecido, a través de una Carta Apostólica en forma Motu
Proprio, que de ahora en adelante este cargo tendrá una duración quinquenal,
eventualmente renovable y que al concluir su mandato el purpurado saliente
reciba el título de decano emérito.
La
Oficina de Prensa del Vaticano dio a conocer el nuevo documento el pasado
sábado, 21 de diciembre de 2019. La decisión del Papa Francisco se hizo pública
ese día después del tradicional encuentro para las felicitaciones de Navidad con
la Curia romana.
Ese
mismo día, el Santo Padre aceptó la renuncia del cargo como
decano cardenalicio del cardenal Angelo Sodano, de 92 años, a quien agradeció
“vivamente el alto servicio que ofreció al Colegio de los purpurados en los
casi 15 años de su mandato” en dicha carta.
Tras
ello y, dado que “el aumento del número de cardenales, gravan cada vez más
compromisos en la persona del cardenal decano, me ha parecido oportuno que de
ahora en adelante el cardenal decano, que seguirá siendo elegido entre los
miembros de la Orden de los Obispos en la forma establecida por el can. 352 § 2
del Código de Derecho Canónico, permanezca en su cargo por un lustro, renovable
eventualmente, y al final de su servicio pueda asumir el título de decano
emérito del Colegio Cardenalicio”, explicó el Papa.
El
cardenal decano preside el Colegio, pero no tiene poderes de gobierno sobre los
demás purpurados, siendo un primus inter pares (el primero entre
iguales). Hasta hoy el cargo no tenía ni vínculo ni duración. El decano convoca
el cónclave en caso de Sede vacante y lo preside si ostenta menos de 80 años y,
por tanto, se encuentra entre los electores.
A
continuación sigue la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio sobre
el cargo de decano del Colegio Cardenalicio completa, publicada por la Oficina
de Prensa de la Santa Sede en la fecha señalada.
Carta
Apostólica en forma de “Motu Proprio” sobre el cargo de decano del Colegio
Cardenalicio
A
lo largo de los siglos los Romanos Pontífices han adaptado a las necesidades de
su tiempo la composición del Colegio de los Padres Cardenales, que está llamado
peculiarmente a proveer a la elección del Supremo Pastor de la Iglesia y a
asistirlo en el tratamiento de las cuestiones más importantes en el cuidado
diario de la Iglesia universal.
El
Santo Padre Pablo VI, de perenne memoria, con el Motu Proprio del 11
de febrero de 1965, amplió la composición del mencionado Colegio de los Padres
Purpurados llamando a formar parte del mismo, además de a los
Titulares de las Sedes Suburbicarias de Roma, también a los Patriarcas
orientales a los que se les hubiera concedido la dignidad de cardenales
(cf. Ad Purpuratorum Patrum Collegium, AAS, 57 [1965], 295-296).
Con
el Rescripto ex Audientia del 26 de junio de 2018, también yo he
procedido a ampliar la composición de los miembros de la mencionada Orden de
los Obispos, incluyendo en su seno a algunos cardenales titulares de
dicasterios romanos y equiparándolos en todo a los cardenales a quienes se les
otorga una Iglesia suburbicaria y a los Patriarcas Orientales adscritos a la
misma Orden.
A
este respecto, las normas de la Iglesia, con prescripciones claras y precisas,
desde hace tiempo han provisto sabiamente también al puesto individual que,
dentro del Colegio Cardenalicio, corresponde al Cardenal Decano y, en su lugar,
al Subdecano, llamados a ejercer entre los hermanos Purpurados una presidencia
fraterna y fecunda de primacía inter pares (cf. c. 352 § 1). Estas
normas prescriben también el modo de su elección por parte de los Hermanos
miembros de la Orden Episcopal (cf. c. 350 § 1 y 352 § 2-3).
Ahora,
sin embargo, habiendo aceptado la renuncia al cargo de Decano del Colegio
Cardenalicio del Eminentísimo Cardenal Angelo Sodano, a quien agradezco
vivamente el alto servicio que ha prestado al Colegio de los Purpurados durante
los casi quince años de su mandato, y teniendo en cuenta también el hecho de
que, con el aumento del número de cardenales, gravan cada vez más compromisos
en la persona del Cardenal Decano, me ha parecido oportuno que de ahora en
adelante el Cardenal Decano, que seguirá siendo elegido entre los miembros de
la Orden de los Obispos en la forma establecida por el can. 352 § 2 del Código
de Derecho Canónico, permanezca en su cargo por un lustro, renovable
eventualmente, y al final de su servicio pueda asumir el título de Decano
emérito del Colegio Cardenalicio.
A
todos los miembros del Colegio Cardenalicio de la Santa Iglesia Romana deseo
expresar, por último, mi profunda gratitud por su generoso servicio a la
Iglesia y a mi ministerio como Sucesor de Pedro, con mi Bendición Apostólica.
Dado
en Roma, junto a San Pedro, el 21 de diciembre del Año del Señor 2019,
séptimo de nuestro Pontificado.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit