Reflexión
del Papa en la Misa
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Misa en Santa Marta, 10 dic. 2019 © Vatican Media |
“¿Cómo
nos consuela el Señor? Con ternura. ¿Cómo corrige el Señor? Con ternura. ¿Cómo
castiga el Señor? Con ternura”.
Hoy,
5 de diciembre de 2019, en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el
Santo Padre, inspirado por la liturgia del día, ha respondido a estas
preguntas, indica Vatican News.
Para
Francisco, la primera lectura, un pasaje del libro de la consolación de Israel
del profeta Isaías, constituye “un anuncio de esperanza” (“Consuelen, consuelen
a mi pueblo”). De esta manera, el profeta difunde las palabras de Dios: “hablen
al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido,
que su culpa está pagada”.
Pasaje de ternura
“El
Señor nos consuela siempre, siempre que nos dejemos consolar”, subrayó el Papa.
Y remitió a un fragmento de Isaías que habla del Señor como el buen pastor, que
“con su brazo” reúne el rebaño, “lleva sobre su pecho a los corderos” y conduce
con dulzura a “las que han dado a luz”, “un pasaje de ternura”.
“El
Señor conduce, el Señor guía a su pueblo, el Señor corrige; además, yo diría
también: el Señor castiga con ternura. La ternura de Dios, las caricias de
Dios. No es una actitud didáctica o diplomática de Dios: viene a Él desde
dentro, es la alegría que tiene cuando se acerca un pecador. Y la alegría lo
hace tierno”, describió.
Alegría del Señor
Asimismo,
el Pontífice recordó la parábola del Hijo Pródigo y el Evangelio en el que el
pastor tiene cien ovejas y una se pierde como ejemplos de “la alegría del Señor
ante el pecador”, “ante nosotros cuando nos dejamos perdonar, cuando nos
acercamos a Él para que nos perdone”. Una alegría que “se convierte en ternura,
y esa ternura nos consuela”, expone el citado medio.
Por
otro lado, aludió a cuando “nos lamentamos, nos quejamos y pensamos que
nuestros pecados, nuestros límites, no pueden ser perdonados. Allí se oye la
voz del Señor que dice: ‘Yo te consuelo, estoy cerca de ti’, y nos toma con
ternura”.
Y
agregó: “El Dios poderoso que creó los cielos y la tierra, el Dios-héroe, por
decirlo así, nuestro hermano, que se dejó llevar a la cruz para morir por
nosotros, es capaz de acariciarnos y decirnos: ‘No llores’”.
Dejarnos consolar
El
Papa Francisco se refirió también a la ternura con la que Jesús trató a la
viuda de Naín ante el ataúd de su hijo, invitando a “creer en este consuelo del
Señor” porque después “existe la gracia” del perdón.
Finalmente,
insistió en acudir al Padre “a pedir perdón”: “Y Él te acariciará. Se acercará
con la ternura de un padre, de un hermano: ‘Así como un pastor apacienta el
rebaño y con su brazo lo reúne, lleva a los corderitos sobre el pecho y conduce
con dulzura a las ovejas que han dado a luz’, así también el Señor nos consuela
a nosotros”.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit