Palabras
del Papa antes del Ángelus
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Ángelus, 12 enero 2020 © Vatican Media |
“El
que se jacta no es un buen discípulo. El buen discípulo es humilde,
gentil, hace el bien sin ser notado «, dijo el Papa Francisco en el Ángelus que
presidió en la Plaza de San Pedro este 12 de enero de 2020.
«En
la fiesta del Bautismo de Jesús, redescubrimos nuestro Bautismo», subrayó el
Papa, evocando la fiesta del día, concluyendo el tiempo de Navidad: «Somos
hijos amados: ¡el Padre nos ama a todos! – Objetos de la alegría de
Dios, hermanos de muchos hermanos, investidos de una gran misión para
testimoniar y anunciar a todos los hombres el amor infinito del Padre».
«Festejen
en su corazón la fecha de su bautismo cada año», también recomendó el Papa.
Háganlo. También es un deber de justicia para el Señor que ha sido tan bueno
con nosotros».
AK
Estas
son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:
Palabras del Papa del
Ángelus
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Una
vez más he tenido la alegría de bautizar a algunos niños en la fiesta de hoy
del Bautismo del Señor, hoy eran 32. Oremos por ellos y sus familias.
La
liturgia de este año nos propone el acontecimiento del bautismo de Jesús según
el relato del Evangelio de Mateo (cf. 3:13-17). El evangelista describe el
diálogo entre Jesús, que pide el bautismo, y Juan el Bautista, que quiere
negarse y observa: «Soy yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a
mí?» (v. 14). Esta decisión de Jesús sorprende al Bautista: de hecho, el Mesías
no necesita ser purificados; es Él en cambio quien purifica. Pero Dios es el
Santo, sus caminos no son los nuestros y Jesús es el Camino de Dios, un camino
impredecible. Recordemos que Dios es el Dios de las sorpresas.
Juan
había declarado que había una distancia abismal e insalvable entre él y Jesús.
«No soy digno de llevar sus sandalias». (Mt 3,11), dijo. Pero el Hijo de Dios
vino precisamente para salvar la brecha entre el hombre y Dios. Si Jesús está
del lado de Dios, también está del lado del hombre, y reúne lo que estaba
dividido. Por eso le respondió a Juan: «Déjalo por ahora, porque conviene que
cumplamos con toda justicia» (v. 15). El Mesías pide ser bautizado, para que
toda la justicia se cumpla, es decir, se realice el plan del Padre que pasa por
el camino de la obediencia filial y de solidaridad con el hombre frágil y
pecador. Es el camino de la humildad y de la total cercanía de Dios a sus
hijos.
El
profeta Isaías proclama también la justicia del Siervo de Dios, que cumple su
misión en el mundo con un estilo contrario al espíritu mundano: «No gritará ni
elevará el tono, no hará que se oiga por las calles, dice el profeta, no
romperá la caña quebrada, no apagará la mecha con una llama que arde
débilmente» (42,2-3). Es la actitud de mansedumbre, es lo que nos enseña Jesús
con su humildad, es la actitud de la gentileza, simplicidad, el respeto,
la moderación y ocultamiento, que pide también hoy Jesús a los
discípulos. Cuantos discípulos del señor se pavonean de ser discípulos del
Señor. no es un buen discípulo el que se pavonea, buen discípulo es el humilde,
el manso, el que hace el bien sin hacerse ver. En la acción misionera, la
comunidad cristiana está llamada a encontrarse con los demás siempre
proponiendo y no imponiendo, dando testimonio, compartiendo la vida concreta de
las personas.
Tan
pronto como Jesús fue bautizado en el río Jordán, los cielos se abrieron y el
Espíritu Santo descendió sobre Él como una paloma, mientras que una voz
resonaba desde lo alto diciendo: «Este es mi Hijo», El amado: en quien tengo
puesta toda mi complacencia» (Mt 3,17). En la Fiesta del Bautismo de Jesús
redescubrimos nuestro Bautismo. Como Jesús es el Hijo amado del Padre, nosotros
también, renacidos del agua y por el Espíritu Santo sabemos que somos hijos
amados; el padre nos ama a todos, objeto de la complacencia de Dios, hermanos
de muchos otros hermanos, investidos con una gran misión para dar testimonio y
anunciar a todos los hombres el amor infinito del Padre.
Esta
fiesta del bautismo de Jesús, nos hace recordar nuestro bautismo, también
nosotros hemos renacido, en el bautismo vino el Espíritu Santo a nosotros por
eso es importante recordar, saber, cual es la fecha de mi bautismo. Sabemos
cuál es la fecha de nuestro nacimiento, pero no siempre sabemos cuando es la
fecha de nuestro bautismo, seguramente algunos de ustedes, no lo saben, es una
tarea para que hagan en casa, cuando regresen, pregunten, ¿Cuándo fui
bautizada, cuándo fui bautizado? y festejen en el corazón la fecha del bautismo
cada año, háganlo, porque es un deber de justicia hacia el Señor que ha sido
tan bueno con nosotros.
Que
María Santísima nos ayude a comprender cada vez más el don del Bautismo y a
vivirlo con coherencia en las situaciones cotidianas.
Raquel
Anillo
Fuente:
Zenit