El
presidente de la CEE, ha puesto como eje central de la vida de las personas y
la sociedad al matrimonio y la familia
Congreso Nacional de Laicos |
El
Congreso de Laicos «Pueblo De Dios en salida» ha finalizado con una Eucaristía
presidida por el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y
presidente de la CEE. Con la presencia del nuncio Bernardita Auza, en su
homilía el cardenal Blázquez ha enviado un mensaje inicial a todos los
congresistas que para que recuerden que «somos enviados pero elegidos por
Jesús. Él se fía de nosotros y nos confía el ministerio. No somos espontáneos,
somos elegidos, llamados y enviados» y ha destacado las palabras de San Pablo:
«Cristo se fía de mí y me confió este ministerio. Yo sé de quién me he fiado».
«La
cultura del encuentro se arraiga en la dignidad de la persona que nos recuerda
siempre a Dios. La adoración al Señor nos impulsa a servir, a acoger y
acompañar a los demás. La acogida del Padre Dios revelado en Jesucristo es
fundamento de fraternidad», ha afirmado.
Además,
el presidente de la CEE, ha puesto como eje central de la vida de las personas
y la sociedad al matrimonio y la familia. «No podemos olvidar que de la
familia unida y saludable depende la salud ética de la sociedad», ha resaltado.
En esta línea, se ha preguntado: «¿Por qué no nos detenemos a mirar con
sinceridad y amor compasivo y esperanzado al matrimonio y la familia?. La
educación de los hijos depende del hogar porque este es el lugar dónde se
aprenden las grandes lecciones para la vida».
Por
último, el arzobispo de Valladolid ha invitado a todos los participantes de
Congreso a promover «el comienzo de una etapa preciosa y
esperanzadora para nuestras Iglesia. Una convivencia fraterna, misionera y
de encuentro que nos llama a seguir a Jesucristo como verdaderos apóstoles.
Orando, predicando, sanando y acompañando». Sin la oración, sin la «convivencia
con Jesús», ha destacado el cardenal, «no habrá auténtica evangelización ni
sobrevivirán los evangelizadores». La comunicación con Dios y el amor a los que
somos enviados «nos hace discípulos y misioneros. No olvidéis que el Señor
vence los miedos y abre las puertas y el corazón para anunciar a Cristo con
valentía y confianza».
Revista
Ecclesia