Mensaje del Consejo del Sínodo
Encuentro con los Refugiados que llegaron de Lesbos © Vatican Media |
La
Secretaría del Consejo del Sínodo recuerda que la Iglesia “está llamada a
ofrecer consuelo, auxilio y acogida a todos aquellos que sufren de una manera u
otra” y “se identifica con el pobre, el pequeño y el extranjero, considerando
parte de su misión profética el compromiso de levantar su voz contra la
injusticia, la explotación y el sufrimiento”.
El
XV Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos,
presidido por el Papa Francisco y reunido en Roma los días 6 y 7 de febrero de
2020, reflexionó, entre otros asuntos, sobre las consecuencias del fenómeno
migratorio en curso en diferentes regiones del planeta.
Así
ha informado la Oficina de la Santa Sede a través de un comunicado publicado ayer,
17 de febrero de 2020.
Igualmente,
el Consejo de la Secretaría del Sínodo de Obispos pide que los gobiernos
locales “aborden las situaciones que obligan a las personas a abandonar sus
hogares”, así como “vigilancia contra el tráfico de personas y compromiso
para promover el fin de los conflictos que causan tanto sufrimiento”.
Efectos
devastadores
De
acuerdo al citado comunicado, las guerras, las desigualdades económicas, la
búsqueda de trabajo y de tierras más fértiles, la persecución religiosa, el
terrorismo, la crisis ecológica, etc., son causas por las que muchas personas
se ven obligadas a trasladarse a otro país desde su lugar de origen.
“Los
efectos suelen ser devastadores. Las personas están desorientadas, las familias
destruidas, los jóvenes traumatizados y los que se quedan en casa, inducidos a
la desesperación. A veces estas personas sufren en los campos de refugiados y
algunos incluso terminan en la cárcel. Las mujeres y los jóvenes se ven
obligados a ejercer la prostitución; son objeto de abusos físicos, sociales y
sexuales. Los niños son separados de sus padres y privados del derecho a crecer
en la seguridad de una familia unida”, denuncia el texto.
Finalmente,
la Secretaría del Consejo del Sínodo confía a estas personas que sufren a
María, “Madre de la humanidad, que fue la primera en experimentar el dolor de
tener que dejar su casa y su país junto a su familia en busca de seguridad y de
paz”.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit