La
adoración es un acto voluntario: puedes adorar a Dios cuando puedas y donde
quieras, sólo tienes que saber hacerlo bien…
![]() |
Shutterstock |
Para
adorar a Dios, basta con decirle estas palabras sencillas:
“Señor,
estoy en tu presencia y reconozco que eres el primero en mi vida. Tú eres mi
Dios, mi creador, mi Padre, y me pongo en tus manos. Toma mi vida y todo lo que
me pertenece, porque te amo y quiero pertenecerte sólo a Ti”.
Este acto puede durar así un
minuto, un poco menos o mucho más dependiendo de las circunstancias.
Cómo convertirse en un “adorador”
Si las circunstancias lo
permiten, puedes arrodillarte, como Moisés que se inclina ante Dios. Si no,
hazlo en tu corazón, inclinándote y recordando por un momento hasta que le
hayas restituido a Dios su lugar, en el centro de
tu vida. Y
así, realizando actos de adoración, gradualmente te convertirás en un
“adorador”.
Fuente:
Aleteia