Para hacer la paz en tu entorno, tienes que intentar hacer la paz dentro de
ti mismo
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Te proponemos un desafío al empezar la Cuaresma, porque nuestra vida diaria
puede ser agitada y a veces abrumadora, pero sólo se necesitan unos pocos
cambios pequeños e inteligentes para encontrar la paz y difundirla en nuestro
entorno
Para hacer la
paz en tu entorno, tienes que intentar hacer la paz dentro de ti mismo. Esto es
a menudo el trabajo de toda una vida. Aquí tienes algunos pasos y consejos para
esta misión esencial.
1. Mírate en el
espejo del corazón de Dios.
2. Nunca te
desesperes por tus faltas, espera que todo puede cambiar.
3. Medita
diariamente en este versículo de la Biblia: “Tú eres precioso a mis ojos”
(Is 43:4).
4. Busca en el
sacramento de la Reconciliación la mirada del Padre misericordioso.
5. Pídele a
Jesús la fuerza para convertir tus vicios y tener una mejor imagen de tu
persona.
6. Busca
razones que ofrezcan alegría y paz.
7. Tómate un
tiempo cada día para dar gracias a Dios (a través del canto del Magnificat, por
ejemplo).
8. Reza cuando
ocurran eventos trágicos y piensa que el Espíritu de Dios está trabajando en
este mundo para bien.
9. Todos los
días, ofrece alegría a alguien y difunde palabras positivas a tu alrededor en
lugar de señalar los defectos e imperfecciones de los que te rodean.
10. Pregúntate
qué espacio le das a Dios, a tu familia y a los demás. Haz un programa semanal
evaluando las diferentes prioridades: la pareja, los hijos, el trabajo, los
amigos, la vida de oración, la formación intelectual, los momentos de
intercambio, etc.
11. Aprende a
veces a decir “no” y no dudes en aliviar tu agenda.
12. Nunca
olvides la máxima de san Josemaría Escrivá de Balaguer: “Haz lo que tengas
que hacer y ponte a hacer lo que hagas.”
13. No te
olvides de la limosna, pues abre el corazón: “Ningún poder, por alto que
sea, puede resistirse a la limosna…” (San Juan Crisóstomo). Atrévete a
hablar con los más pobres que encuentres, a sonreírles, a considerarlos como
personas dignas. Considera dar un porcentaje de tus ingresos (el diezmo) a una
parroquia o asociación. Vive la “opción preferencial por los pobres” según la
tradición cristiana.
14. Examina tu
vida a la luz del significado que te gustaría darle y escribe una carta de vida
(lo que es importante para ti, tus prioridades) y vuelve a ellas.
15. Toma
decisiones de conversión muy pequeñas para empezar a cambiar.
16. Lee la
Palabra de Dios y tómala como guía, está viva e ilumina nuestras elecciones.
Canta los salmos de la Biblia, verdaderos himnos a la creación. Suscríbete a
una revista de oración como Magnificat, si no lo has hecho ya.
17. No olvides
que estamos esperando al Reino, en una peregrinación aquí.
18. Cuando algo
te perturba en la relación con los demás, explícaselo a la persona o a las
personas implicadas en lugar de pretender que no ha pasado nada. Esto ayuda a
combatir el espíritu de resentimiento y venganza.
19. Después de
explicaciones tormentosas o de una crisis grave, reza para que tengas el
humilde coraje de decir: “Te pido perdón” o “Te perdono”. No olvides pedir a
Dios que te conceda la gracia del perdón, sabiendo que tal regalo no es
automático ni inmediato, sino que a menudo pasa por todo un viaje interior que
puede llevar tiempo.
20. Cree que
Dios está cuidando de ti, aunque no entiendas los eventos que pueden afectarte.
Discierne la obra de la Providencia y entrégate a ella. Recuerda decir
oraciones de abandono y confianza como el rosario o la oración del corazón
(“Señor Jesús, ten piedad de mí, un pecador”). A través de la oración nos
hacemos amigos de Dios, hay que aprender a conocerle, a hablarle y a confiar en
Él.
21. No olvides
los sacramentos, alimentos del alma para nuestra peregrinación en la Tierra.
22. No juzgues
a los demás manteniendo un discernimiento de las acciones, ten una visión
positiva de las personas y abstente de críticas negativas. Prefiere el diálogo
y la sinergia a la competitividad y la comparación.
23. No te
pierdas en los laberintos de la introspección interior.
24. Tómate un
fin de semana para disfrutar de la naturaleza o del arte.
Por Loïc
Joncheray y Luc Adrian
Fuente:
Aleteia