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30.4.20
“A USTED LO SALVÓ SU FE”: SUPERÓ EL COVID LUEGO DE UN VIAJE A MEDJUGORJE
Fernando Gónzález estuvo hospitalizado durante nueve días con
neumonía multilobular, mientras su esposa padecía otros síntomas del Covid
aislada en su casa
Gentileza
Fernando González y Sandra Butterfield llegaron el
11 de marzo a Colombia después de una peregrinación a Medjugorje. Viajaron con
muchas medidas de prevención y desde ese mismo día se aislaron
en su habitación para cuidar especialmente a la mamá de ella, quien tiene 85
años.
A los dos
días tenían fiebre, luego ambos fueron presentando otros síntomas y llamaron al
servicio de salud pero la pandemia apenas estaba llegando al país y no fue
posible que les hicieran la prueba del SARS-Cov-2. Cuatro
días después la salud de Fernando empeoró tanto que debieron ir al servicio de
urgencias. Luego de exámenes y valoraciones, Sandra se fue
a manejar su recuperación en casa, sin poder despedirse de su esposo, y él
quedó hospitalizado por neumonía multilobular, con la posibilidad de terminar
en cuidados intensivos.
“Lo ingresaron a Unidad de Cuidado
Intermedio, aislado, conectado con líquidos, oxígeno y fiebre muy alta. También
perdió temporalmente el gusto y el olfato. Su decisión fue abandonarse a la
voluntad de Dios, pedir la intercesión de la Virgen y rogar a San José, su
santo de devoción, que lo asistiera en la vida o en la muerte”, relató Sandra a Aleteia.
Aunque tenían
temor e incertidumbre, la oración les daba tranquilidad. “Sentíamos
que era una cruz que debíamos pasar por alguna razón y que Dios, la Virgen y
San José nos iban a proteger”, recuerdan estos esposos
colombianos, él abogado y ella psicóloga, dedicados a la consultoría del
desarrollo humano.
Al tiempo que
atendía constantes llamadas de seguimiento de las entidades de salud, Sandra se
dedicó a orar permanentemente con el apoyo de familiares, sus amigas del
Rosario por los Hijos, sus grupos pastorales y de los buenos amigos sacerdotes.
“Nunca se
debilitó la fe, nunca nos preguntamos por qué a nosotros. Todo lo que vivimos
fue ganancia, aprendizaje y fortalecimiento espiritual”, aseguran.
Un
verdadero ángel
Fernando cuenta que, además de la entrega y
abandono, le ayudó una enfermera llamada Vanessa que lo alentaba con
comentarios positivos. Era una voz de esperanza en medio de la soledad, la
enfermedad y la cercanía de la muerte.
Cuando se
recuperó y le dieron la lista del personal de salud que lo atendió, no estaba
su nombre. Él preguntó por Vanessa pero no tuvo razón de ella.
“Sin
duda fue un ángel o enviado de la Virgen Maríaporque
aunque todos usaban trajes de asepsia y tapabocas, ella era quien más se me
acercaba y solamente me animaba, nunca me tomó la temperatura ni la tensión, ni
me actualizó líquidos. La recuerdo con unos ojos preciosos, alegre, positiva,
afectuosa y siempre entrando sola a la habitación”.
Un día por
fin la fiebre empezó a bajar, su estado general fue mejorando y le dieron de
alta sin haber necesitado de cuidados intensivos a pesar de la gravedad que
atravesó. “A usted lo salvó su fe”, le dijo uno de los médicos y
efectivamente para ellos todo ha sido un milagro.
Fernando
asegura que “lo que llaman los médicos respuesta inmunológica es esa situación
entre “quién sabe qué va a pasar” y “estamos haciendo lo posible” y a la vez es el
margen de actuación de nuestro Señor y la corte celestial para “hacer su
trabajo” mientras le entregamos toda la confianza”.
En su casa
necesitó oxígeno un par de semanas más y cuando pensaron que había superado
todo, tuvo un pico de fiebre alta. Gracias a la oración y los cantos de
alabanza se siguieron fortaleciendo su fe y sus pulmones hasta el punto que hoy
está bien y para la gloria de Dios el pasado fin de semana recibió el
resultado de su última prueba con resultado negativo para el coronavirus.
Regalos
del Cielo
Sandra y Fernando se conocieron hace 35
años cuando trabajaban en la misma institución y luego de haber vivido cada uno
su propia historia, se reencontraron en 2011 y el año pasado lograron la bendición
sacramental del matrimonio católico. Ellos comparten su unión
sacramental como una muestra del amor de Dios, al igual que el encuentro más
profundo con Él que a nivel individual y como pareja han tenido en los últimos
tres años.
Juntos han
tenido una experiencia de fortalecimiento a través de la participación y
servicio en retiros, y de espacios de formación en la fe católica que los
llevaron a decidir vivir su vida de manera diferente.
En ese
caminar guiados por Jesús y María, Sandra quería ir a Medjugorje y sentía en el
corazón que debía ir con su esposo: “la Virgen nos quería visitándola y en
oración antes de todo lo que venía”.
El viaje
empezó el día del cumpleaños de Sandra, lo que para ella “fue el cierre y
comienzo de una nueva Resurrección”, y de ahí en adelante recibieron muchos
regalos del Cielo como la posibilidad que tuvo Fernando de cantar en dos
Eucaristías, porque él compone e interpreta como parte de su servicio a Dios, y
la más grande enseñanza: “En Medjugorje uno aprende a orar
profundamente con el corazón”.
Esos
días de mucha espiritualidad –complementados por la peregrinación a la Basílica
de Nuestra Señora del Pilar y a la Abadía de Monserrat en Zaragoza– les dieron
fuerzas espirituales y físicas para llevar con amor esta cruz: “Jesucristo nos
ayudó a cargarla. Vivimos la Semana Santa y especialmente la Resurrección con
mucha esperanza y alegría, y con muchos deseos de servir a las personas que
pasen por esta experiencia”.
Fernando volvió a cantar a Dios y la Virgen
y retomó el trabajo, mientras
siguen monitoreando el efecto del virus en sus pulmones. Su mensaje es orar
mucho para que Nuestro Señor actúe en los enfermos y en el equipo médico: “en
los momentos críticos solo orar, orar y orar”.
Para Sandra,
la recuperación de su esposo fue un verdadero milagro: “Nunca se desesperó ni se quejó,
aunque estuvo muy mal decía queeso no era nada frente a los clavos de
Nuestro Señor Jesucristo”.
En tanto, a
dos meses de la llegada del coronavirus a Colombia, las cifras oficiales dan
cuenta de más de 250 fallecidos y casos confirmados que superan los 5.500,
siendo Bogotá la ciudad más afectada.