“Para
que la pandemia no vuelva”
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Misa en la Casa Santa Marta, 28 abril 2020 © Vatican Media |
“En
este tiempo, cuando empezamos a tener disposiciones para salir de la
cuarentena, le pedimos al Señor que le dé a su pueblo, a todos nosotros, la
gracia de la prudencia y la obediencia a las disposiciones, para que la
pandemia no vuelva”, pidió el Santo Padre.
El
Papa Francisco presidió ayer, 28 de abril de 2020, martes de la tercera semana
de Pascua, la Misa en la Casa Santa Marta, transmitida por Vatican
News y por la página de Facebook de zenit.
En
su homilía, Francisco reflexionó sobre el pasaje del día de los Hechos de los
Apóstoles (Hechos 7:51-8:1).
En
él, Esteban habla con valentía al pueblo, a los ancianos y a los escribas, que
lo juzgan con falsos testimonios, lo arrastran fuera de la ciudad y lo
apedrean.
Falsos testimonios para
“hacer justicia”
El
Papa señaló que esta actitud “es una estructura de acción que no es la primera:
también con Jesús hicieron lo mismo. El pueblo que estaba allí trató de
convencer de que era un blasfemo y gritaron: ‘Crucifíquenlo’. Es una bestialidad.
Una bestialidad, partir de falsos testimonios para llegar a ‘hacer justicia’.
Ese es el patrón”.
Usaron
al pueblo para linchar a Esteban y así sucede con los mártires de hoy en día:
“Pensemos en Asia Bibi, por ejemplo, que hemos visto: diez años de prisión
porque fue juzgada por una calumnia y un pueblo que quiere su muerte. Frente a
esta avalancha de falsas noticias que crean opinión, muchas veces no se puede
hacer nada: no se puede hacer nada”, describió el Papa.
Después,
remitió al caso del holocausto, la Shoah: “Se creó una opinión en contra de un
pueblo y luego fue normal: ‘Sí, sí: hay que matarlos, hay que matarlos’. Una
forma de proceder para acabar con la gente que molesta, que disturba”.
Ser justos en nuestros
juicios
El
Pontífice aludió a que también “hay un pequeño linchamiento diario que intenta
condenar a las personas, crear una mala reputación a las personas,
descartarlas, condenarlas: el pequeño linchamiento diario de las habladurías
que crea una opinión” (…), “para acabar con una persona”.
No
obstante, subraya, “la verdad es otra: la verdad es el testimonio de lo
verdadero, de las cosas que una persona cree; la verdad es clara, es
transparente. La verdad no tolera las presiones” e invita a pensar “en
nosotros, en nuestro lenguaje: tantas veces nosotros, con nuestros comentarios,
empezamos un linchamiento de este tipo. Y en nuestras instituciones cristianas
hemos visto tantos linchamientos diarios que nacieron de las habladurías”.
Frente
a todo ello, el Obispo de Roma exhortó: “Que el Señor nos ayude a ser justos en
nuestros juicios, a no empezar o seguir esta condena masiva que provoca la
habladuría”.
A continuación, sigue la
transcripción de la homilía completa del Santo Padre ofrecida por Vatican
News.
Homilía del Papa
En
la primera lectura de estos días escuchamos el martirio de Esteban: una cosa
simple, cómo sucedió. Los Doctores de la Ley no toleraban la claridad de la
doctrina, y como salió, fueron a pedirle a alguien que dijera que habían oído
que Esteban blasfemaba contra Dios, contra la Ley. Y después de eso, se
abalanzaron sobre él y lo apedrearon, así de sencillo. Es una estructura de
acción que no es la primera: también con Jesús hicieron lo mismo. El pueblo que
estaba allí trató de convencer de que era un blasfemo y gritaron:
«Crucifíquenlo». Es una bestialidad. Una bestialidad, partir de falsos
testimonios para llegar a «hacer justicia». Ese es el patrón. Incluso en la
Biblia hay casos como este: a Susana hicieron lo mismo, a Nabot hicieron lo
mismo, luego Aman trató de hacer lo mismo con el pueblo de Dios… Noticias
falsas, calumnias que encienden al pueblo y piden justicia. Es un linchamiento,
un linchamiento de verdad.
Y
así, [lo] llevan al juez, para que éste le dé forma legal a esto: pero ya llega
juzgado, el juez debe ser muy, muy valiente para ir en contra de un juicio tan
popular, hecho a propósito, preparado. Este es el caso de Pilatos: Pilatos vio
claramente que Jesús era inocente, pero vio a la gente, se lavó las manos. Es
una forma de hacer jurisprudencia. Incluso hoy en día vemos esto: también hoy,
en algunos países, cuando se quiere dar un golpe de Estado o sacar a algún
político para que no vaya a las elecciones o así, se hace esto: noticias
falsas, calumnias, entonces se cae en un juez de los que les gusta crear jurisprudencia
con este positivismo «situacionista» que está de moda, y luego se condena. Es
un linchamiento social. Y así se le hizo a Esteban, así se le hizo al juicio de
Esteban: llevan a juzgar a uno ya juzgado por el pueblo engañado.
Esto
también sucede con los mártires de hoy: que los jueces no tienen la oportunidad
de hacer justicia porque ya están juzgados. Pensemos en Asia Bibi, por ejemplo,
que hemos visto: diez años de prisión porque fue juzgada por una calumnia y un
pueblo que quiere su muerte. Frente a esta avalancha de falsas noticias que
crean opinión, muchas veces no se puede hacer nada: no se puede hacer nada.
Pienso
mucho, en esto, en la Shoah. La Shoah es un caso de este tipo: se creó una
opinión en contra de un pueblo y luego fue normal: «Sí, sí: hay que matarlos,
hay que matarlos». Una forma de proceder para acabar con la gente que molesta,
que disturba.
Todos
sabemos que esto no es bueno, pero lo que no sabemos es que hay un pequeño
linchamiento diario que intenta condenar a las personas, crear una mala
reputación a las personas, descartarlas, condenarlas: el pequeño linchamiento
diario de las habladurías que crea una opinión, y muchas veces uno escucha
hablar mal de alguien, dice: «¡Pero no, esta persona es una persona correcta!»
– «No, no: se dice que…», y con ese «se dice que» se crea una opinión para
acabar con una persona.
La
verdad es otra: la verdad es el testimonio de lo verdadero, de las cosas que
una persona cree; la verdad es clara, es transparente. La verdad no tolera las
presiones. Veamos a Esteban, mártir: el primer mártir después de Jesús. Primer
mártir. Pensemos en los apóstoles: todos han dado testimonio. Y pensemos en
muchos mártires – incluso el de hoy, San Pedro Chanel -; fue la habladuría
allí, lo que creó que estaba en contra del rey… se crea una fama, y es
asesinado. Y pensemos en nosotros, en nuestro lenguaje: tantas veces nosotros,
con nuestros comentarios, empezamos un linchamiento de este tipo. Y en nuestras
instituciones cristianas, hemos visto tantos linchamientos diarios que nacieron
de las habladurías.
Que
el Señor nos ayude a ser justos en nuestros juicios, a no empezar o seguir esta
condena masiva que provoca la habladuría.
Comunión espiritual,
adoración y bendición Eucarística
El
Papa terminó la celebración con la adoración y la Bendición Eucarística,
invitando a hacer la comunión espiritual. A continuación se encuentra la
oración recitada por el Papa:
A
tus pies, oh Jesús mío, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón
contrito que se abandona en su nada y en tu Santa presencia. Te adoro en el
sacramento de tu amor, la inefable Eucaristía. Deseo recibirte en la pobre
morada que mi corazón te ofrece; esperando la felicidad de la comunión
sacramental, quiero poseerte en espíritu. Ven a mí, oh Jesús mío, que yo vengo
a Ti. Que tu amor inflame todo mi ser para la vida y la muerte. Creo en Ti,
espero en Ti, te amo.
Antes
de salir de la capilla dedicada al Espíritu Santo, se entonó la antífona
mariana Regina Coeli, que se canta durante el Tiempo Pascual:
Regína caeli laetáre,
allelúia.
Quia quem merúisti
portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit,
allelúia.
Ora pro nobis Deum,
allelúia.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit