Y
por la conversión de los usureros
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Misa en la Casa Santa Marta, 22 abril 2020 © Vatican Media |
El
Santo Padre habló sobre la “pandemia social” que ocasiona el coronavirus y que
afecta a las familias: “Oremos. Recemos por estas familias, por los muchos
hijos de estas familias, por la dignidad de estas familias, y recemos también
por los usureros: que el Señor toque sus corazones y los convierta”.
El
Papa Francisco presidió hoy, 23 de abril de 2020, jueves de la segunda semana
de Pascua, la Misa en la Casa Santa Marta, transmitida por Vatican
News y por la página de Facebook de zenit.
Pandemia social
Efectivamente,
en la introducción de la de la celebración eucarística Francisco dirige sus
pensamientos a las familias en dificultades en esta época de pandemia y a los
usureros que se aprovechan de la situación: “En muchas partes se siente uno de
los efectos de esta pandemia: muchas familias necesitadas, hambrientas y
lamentablemente el grupo de usureros que les está ayudando. Esta es otra
pandemia. La pandemia social: familias de personas que tienen un trabajo diario
o, por desgracia, un trabajo no declarado que no pueden trabajar y no tienen
comida… con hijos. Y luego los usureros se llevan lo poco que tienen”.
Después,
en su homilía, el Papa comentó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hechos
5, 27-33) en el que Pedro, ante los reproches y amenazas del sumo sacerdote que
quiere prohibirle enseñar al pueblo, responde que es necesario obedecer a Dios
antes que a los hombres y anuncia a todos la resurrección de Jesús, el
Salvador.
La oración de Jesús
El
Pontífice se refirió la fuerza y valentía de Pedro, que era débil y cobarde,
hasta el punto de haber negado al Señor. De este modo, señaló que el “secreto”
de este cambio fue “la oración de Jesús. Jesús reza por Pedro, para que su fe
no falle y pueda – dice Jesús – confirmar a sus hermanos en la fe. Jesús reza
por Pedro”.
Y
añadió que lo que Jesús hizo con Pedro lo hace con todos nosotros: “Jesús reza
por nosotros; Él reza ante el Padre. Estamos acostumbrados a rezar a Jesús para
que nos dé esta gracia, esa otra gracia, para ayudarnos, pero no estamos
acostumbrados a contemplar a Jesús que hace ver las heridas al Padre, a Jesús,
el intercesor, a Jesús que reza por nosotros”
Confianza
Así,
el Obispo de Roma invitó a pensar en esta cuestión y a dirigirnos a Jesús,
“agradeciendo que Él reza por nosotros” e indicó que “debemos tener más
confianza; más que en nuestras oraciones, en la oración de Jesús”.
En
este sentido, finalmente, Francisco exhortó a pedir que “el Señor nos enseñe a
pedirle la gracia de rezar por cada uno de nosotros”.
A
continuación, sigue la transcripción de la homilía completa del Santo Padre
ofrecida por Vatican News.
Homilía del Papa
La
primera lectura continúa la historia que comenzó con la curación del lisiado en
la Hermosa Puerta del Templo. Los apóstoles fueron llevados ante el sanedrín,
luego fueron enviados a prisión, y un ángel los liberó. Y esa mañana, justo esa
mañana, tenían que salir de la prisión para ser juzgados, pero habían sido
liberados por el ángel y predicaban en el Templo. «En aquellos días, entonces
el comisario del templo con sus alguaciles, condujeron los apóstoles y los
presentaron en el Consejo»; fueron a buscarlos al Templo y los llevaron al
Consejo. Y allí, el sumo sacerdote les reprochó: «¿Os habíamos ordenado no
enseñar mencionando ese nombre? – es decir, en el nombre de Jesús – y vosotros
habéis llenado Jerusalén de vuestra doctrina y queréis hacernos responsables de
la muerte de ese hombre”, porque los apóstoles, Pedro, sobre todo, reprochaba;
Pedro y Juan reprocharon a los jefes, los sacerdotes, de haber matado a Jesús.
En
la historia, la Iglesia ha tenido que hacer esto muchas veces para salvar al
pueblo de Dios. Y muchas veces, también lo ha hecho para salvarse a sí mismo,
¡pero no la Santa Iglesia! – hasta los líderes. Los compromisos pueden ser
buenos y pueden ser malos. Pero, ¿pero ellos, podían salir del compromiso? No,
Pedro dijo: «Sin compromiso. Vosotros sois los culpables», y con esta valentía.
¿Y
cómo llegó Pietro a este punto? Porque era un hombre entusiasta, un hombre que
amaba con fuerza, incluso un hombre temeroso, un hombre que estaba abierto a
Dios hasta el punto de que Dios le revela que Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios, pero poco después -inmediatamente- se dejó caer en la tentación de
decirle a Jesús: «No, Señor, por este camino no: vayamos por el otro»: la
redención sin la Cruz. Y Jesús le dice: «Satanás». Un Pedro que pasó de la
tentación a la gracia, un Pedro que es capaz de arrodillarse ante Jesús [y
decir]: «Aléjate de mí, que soy un pecador», y luego un Pedro que trata de
alejarse sin ser visto y para no terminar en la cárcel niega a Jesús.
Es
un Pedro inestable, pero porque fue muy generoso y también muy débil. ¿Cuál es
el secreto, qué fuerza tuvo Pedro para llegar aquí? Hay un verso que nos
ayudará a entender esto. Antes de la Pasión, Jesús dijo a los apóstoles:
«Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo». Es el momento de la
tentación: «Seréis así, como el trigo. Y a Pedro le dijo: «yo he rezado por ti
para que no falle tu fe». Este es el secreto de Pedro: la oración de Jesús.
Jesús reza por Pedro, para que su fe no falle y pueda – dice Jesús – confirmar
a sus hermanos en la fe. Jesús reza por Pedro.
Y
lo que Jesús hizo con Pedro, lo hace con todos nosotros. Jesús reza por
nosotros; Él reza ante el Padre. Estamos acostumbrados a rezar a Jesús para que
nos dé esta gracia, esa otra gracia, para ayudarnos, pero no estamos
acostumbrados a contemplar a Jesús que hace ver las heridas al Padre, a Jesús,
el intercesor, a Jesús que reza por nosotros. Y Pedro pudo pasar de ser cobarde
a ser valiente con el don del Espíritu Santo gracias a la oración de Jesús.
Pensemos
un poco en eso. Dirijámonos a Jesús, agradeciendo que Él reza por nosotros. Por
cada uno de nosotros, Jesús reza. Jesús es el intercesor. Jesús quiso llevarse
las heridas para que el Padre pudiera verlas. Es el precio de nuestra
salvación. Debemos tener más confianza; más que en nuestras oraciones, en la
oración de Jesús. «Señor, reza por mí» – «Pero yo soy Dios, puedo darte…» –
«Sí, pero reza por mí, porque tú eres el intercesor». Y este es el secreto de
Pedro: «Pedro, rezaré por ti para que tu fe no falle».
Que
el Señor nos enseñe a pedirle la gracia de rezar por cada uno de nosotros.
Comunión espiritual,
adoración y bendición eucarística
El
Papa, terminó la celebración con la adoración y la bendición eucarística,
invitando a todos a realizar la comunión espiritual con esta oración:
“Creo,
Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no
puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas,
Señor, que jamás me separe de Ti. Amén”.
Antes
de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se entonó la antífona
mariana que se canta en el tiempo pascual, el Regina Coeli.
Regína caeli laetáre,
allelúia.
Quia quem merúisti
portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit,
allelúia.
Ora pro nobis Deum,
allelúia.
Larissa
I. López
Fuente:
Zenit