Jesús
nos pide que tengamos fe en Él, que no nos apoyemos en nosotros mismos, sino en
Él
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El Papa Francisco a la hora del Regina Coeli del 10 de mayo se asoma desde la ventana
del Palacio Apostólico, después de haber rezado a la Virgen desde la Biblioteca.
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“Jesús
nos tiene un puesto en el Cielo, debemos confiarnos plenamente a Él, entregarle
nuestras angustias, seguir su camino, para no perdernos, para ello hay que
tener una relación viva con Él, imitarlo en el amor, seguir sus pasos”.
Palabras del Papa Francisco en su alocución previa al rezo mariano del Regina
Coeli.
El
Papa dio inicio a su alocución previa al rezo mariano del Regina Coeli,
recordando el Evangelio de hoy, que narra el momento en que Jesús se “despide”
de sus discípulos al final de la Última Cena, justo antes de enfrentarse a la
Pasión. Un momento en el que les pide que “no pierdan la paz". Y esas
palabras, Jesús nos la dice a nosotros en los “dramas de la vida”, dijo el
Papa, tenemos que sentir esa paz en nuestros corazones.
Dos remedios para combatir
la angustia, lo que nos turba
El
Señor señala dos remedios para el malestar, para lo que nos turba. El primero
es: "crean también en mí." En este consejo, como dijo el Papa,
Jesús sabe que en la vida, la peor ansiedad, el peor malestar, proviene de la
“sensación de no poder afrontar los problemas, de sentirse solos y sin puntos
de referencia frente a lo que sucede. Esta ansiedad, en la que la dificultad se
suma a la dificultad, no puede ser superada solos”.
Jesús
nos pide que tengamos fe en Él, que no nos apoyemos en nosotros mismos, sino en
Él. Porque sólo confiándonos a Él podremos liberarnos de la angustia. Y, como
dijo el Santo Padre, Jesús ha resucitado y está vivo precisamente para estar
siempre a nuestro lado. Entonces podremos decirle: "Jesús, creo que has
resucitado y que estás a mi lado. Creo que me escuchas. Te traigo lo que me
molesta, mis problemas: tengo fe en ti y me encomiendo a ti".
El
segundo remedio que nos da el Señor para combatir el malestar es el hecho, que
Jesús nos reservó un lugar en la Casa del Padre. Tomó consigo la
humanidad para conducirla al Cielo, para que estemos “donde Él esté”. Es
la certeza que nos consuela, dijo el Papa, hay un lugar reservado para todos.
“No
vivimos sin rumbo ni destino. Se nos espera, somos valiosos. Dios está
enamorado de la belleza de sus hijos. Y para nosotros ha preparado el lugar más
digno y hermoso: el Paraíso. No olvidemos: la morada que nos espera es el
Paraíso. Aquí estamos de paso. Estamos hechos para el Cielo, para la vida
eterna, para vivir para siempre. Para siempre: es algo que ni siquiera podemos
imaginar ahora. Pero es aún más hermoso pensar que esto será para siempre todo
en alegría, en plena comunión con Dios y con los demás, sin más lágrimas,
resentimientos, divisiones y malestar”.
No perdamos el camino que
nos traza Jesús, el camino al Cielo
Por
último, Francisco dijo que para no perdernos, y seguir el camino que nos traza
Jesús, hay que tener una relación viva con Él, imitarlo en el amor, seguir sus
pasos, es el camino del amor humilde, de la oración, de la mansedumbre, de la
confianza, señaló el Pontífice. Como cristianos tenemos la opción de
seguir ese camino, o escoger los caminos que no conducen al Cielo: los
caminos del poder, los caminos de la mundanidad, los caminos de la
autoafirmación.
Un
día a día, escoger no el camino de mi protagonismo, sino el camino de Jesús, el
protagonista de mi vida. Es seguir adelante cada día diciendo: "Jesús,
¿qué piensas de mi elección? ¿Qué harías en esta situación, con esta
gente?". Y termina el Papa: “Nos hará bien preguntarle a Jesús, que es el
camino, las indicaciones para el Cielo. Que Nuestra Señora, Reina del Cielo,
nos ayude a seguir a Jesús, que nos abrió el Cielo”.
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
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