Misa
matutina celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, este Lunes de la V
Semana de Pascua
Este
11 de mayo, en la Misa en la Casa Santa Marta, el Santo Padre rezó por todos
aquellos que sufren porque perdieron sus trabajos durante este período y
recordó el aniversario del hallazgo del cuerpo de San Timoteo en la Catedral de
Termoli, Italia.
En
su homilía, el Pontífice dijo que el Espíritu Santo nos ayuda a comprender cada
vez más lo que Jesús nos enseñó: la doctrina no es estática, sino que crece en
la misma dirección.
En
la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de
la Casa Santa Marta, este Lunes de la V Semana de Pascua, el Papa Francisco
recordó el 75º aniversario del hallazgo del cuerpo de San Timoteo en la cripta
de la Catedral de Termoli, Italia, durante los trabajos de restauración de
1945, y dirigió su oración a todas las personas que en este periodo han perdido
su trabajo:
“Nos
unimos a los fieles de Termoli, hoy en la fiesta del hallazgo del cuerpo de San
Timoteo. En estos días mucha gente ha perdido su trabajo; no fueron contratados
de nuevo, trabajaban ilegalmente... Oremos por estos hermanos y hermanas
nuestros que sufren esta falta de trabajo”.
El Espíritu Santo don de
Dios
En
su homilía el Papa Francisco comentando el Evangelio de hoy (Jn 14, 21-26) en
el que Jesús anuncia a sus discípulos que les enviará al Paráclito, el Espíritu
Santo que el Padre enviará en su nombre, les enseñará todas las cosas y les
recordará todo lo que Él les ha dicho. "Es la promesa del Espíritu Santo –
dijo el Papa – el Espíritu Santo que habita en nosotros y que el Padre y el
Hijo envían" para "acompañarnos en la vida". Se llama Paráclito,
es decir, el que "sostiene, el que acompaña para no caer, que te mantiene
firme, que está cerca de ti para sostenerte". Y el Señor nos ha prometido
este apoyo, que es Dios como Él: Él es el Espíritu Santo.
¿Qué
hace el Espíritu Santo en nosotros? El Señor lo dice: "Él te enseñará todo
y te recordará todo lo que les he dicho. Enseña y recuerda. Este es el oficio
del Espíritu Santo. Nos enseña: nos enseña el misterio de la fe, nos enseña a
entrar en el misterio, a comprender un poco más el misterio, nos enseña la
doctrina de Jesús y nos enseña a desarrollar nuestra fe sin cometer errores,
porque la doctrina crece, pero siempre en la misma dirección: crece en
comprensión. Y el Espíritu nos ayuda a crecer en la comprensión de la fe, a
entenderla más y a ir más allá para entender lo que dice la fe.
La
fe no es algo estático; la doctrina no es algo estático: crece" siempre,
pero crece "en la misma dirección". Y el Espíritu Santo impide que la
doctrina se equivoque, impide que se quede quieta allí, sin crecer en nosotros.
Nos enseñará las cosas que Jesús nos enseñó, desarrollará en nosotros la
comprensión de lo que Jesús nos enseñó, hará crecer en nosotros la doctrina del
Señor, hasta la madurez".
Y
otra cosa que hace el Espíritu Santo, es recordar: "Él les recordará todo
lo que les he dicho. "El Espíritu Santo es como la memoria, nos despierta,
nos mantiene siempre despiertos "en las cosas del Señor" y también
nos hace recordar nuestra vida, cuando nos encontramos con el Señor o cuando lo
dejamos.
El
Papa recordó a una persona que rezó ante el Señor así: "Señor, soy el
mismo que de niño, de joven, tuvo estos sueños. Entonces, fui por los caminos
equivocados. Ahora me has llamado". Esto – dijo el Pontífice – es el
recuerdo del Espíritu Santo en la vida de uno. Te lleva a la memoria de la
salvación, a la memoria de lo que Jesús te enseñó, pero también a la memoria de
tu propia vida. Esto – continuó el Papa – es una hermosa forma de rezar al
Señor: "Yo soy el mismo. He caminado mucho, he cometido muchos errores,
pero soy el mismo y tú me amas". Es "la memoria del camino de
la vida".
"Y
en este recuerdo, el Espíritu Santo nos guía; nos guía para discernir, para
discernir lo que debo hacer ahora, cuál es el camino correcto y cuál el
equivocado, incluso en las pequeñas decisiones. Si pedimos luz al Espíritu
Santo, nos ayudará a discernir para tomar las decisiones correctas, las
pequeñas decisiones de cada día y las más grandes".
El
Espíritu "nos acompaña, nos sostiene en el discernimiento", "nos
enseñará todo, es decir, hace crecer la fe, nos introduce en el misterio, el
Espíritu que nos recuerda: nos recuerda la fe, nos recuerda nuestra propia vida
y el Espíritu que en esta enseñanza, en esta memoria, nos enseña a discernir
las decisiones que debemos tomar. Y a esto los Evangelios le dan un nombre al
Espíritu Santo: sí, Paráclito, porque te sostiene, pero otro nombre más
hermoso: es el Don de Dios. El Espíritu es el don de Dios. El Espíritu es
precisamente el Don: "No te dejaré solo, te enviaré un Paráclito que te
sostendrá" y nos ayudará a avanzar, a recordar, a discernir y a crecer. El
don de Dios es el Espíritu Santo.
“Que
el Señor – es la oración conclusiva del Papa Francisco – nos ayude a mantener
este don que nos dio en el Bautismo y que todos tenemos dentro de nosotros”.
La comunión espiritual,
adoración y bendición Eucarística
Finalmente,
el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística,
invitando a todos a realizar la comunión espiritual con esta oración:
“Creo,
Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no
puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas,
Señor, que jamás me separe de Ti. Amén”.
Antes
de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se entonó la antífona
mariana que se canta en el tiempo pascual, el Regina Coeli.
Regína
caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.
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