Nuestra
ofrenda a Dios exige amar al prójimo
Este
jueves 11 de junio, de la décima semana del tiempo ordinario, el padre Johan
Pacheco nos dice que nuestra vida ha de ser una ofrenda continua a Dios, pero
que, así como nos enseña el Evangelio de hoy, dicha entrega pasa por los gestos
de amor fraterno. Uno de esos gestos esenciales es la reconciliación, un acto
de encuentro y de caridad con el prójimo.
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Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 7-13
Jesús
envió a sus doce apóstoles, diciéndoles:
Por
el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los
enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los
demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No
lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos
túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
Cuando
entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y
permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa,
salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz
descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.
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