Artículo
de ‘Desde la fe’
Comunidades Parroquiales (C) María Langarica |
Basándose
en la reciente Instrucción de la Congregación de la Doctrina
de la Fe para la conversión pastoral de las parroquias, el Semanario Católico
de Información Desde la Fe ha ofrecido un esquema con las 8 claves
para que las parroquias cumplan mejor su misión.
A
continuación, sigue el artículo publicado en el citado medio, acompañado por
los artes elaborados por el equipo de zenit.
La
Congregación para el Clero de la Santa Sede dio a conocer este lunes 20 de
julio la Instrucción ‘La conversión pastoral de la comunidad
parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia’,
promulgada el pasado 29 de junio.
Este documento no hace ninguna reforma a
las disposiciones actuales de la Iglesia sobre las parroquias, sino que se
centra en el cuidado pastoral de las comunidades parroquiales, y nos
recuerda que “en la Iglesia hay lugar para todos y todos pueden encontrar su
lugar” en la familia de Dios, en el respeto de la vocación de cada uno.
Se
trata de un texto muy bello que busca adecuar la acción de las parroquias en un
contexto en el que la globalización y el mundo digital han cambiado su vínculo
específico con el territorio, que ya no es sólo un espacio geográfico, sino un
espacio existencial.
Aquí elegimos 8 de sus
puntos más importantes:
1. La conversión pastoral
Se
requiere que en las comunidades cristianas se adopte una decidida opción
misionera, capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los
estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en
un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la
autopreservación.
2. Cercanía y proximidad
La
parroquia ha dejado de ser, como en el pasado, el lugar primario de reunión y
de sociabilidad; está llamada a encontrar otras modalidades de cercanía y
de proximidad respecto a las formas habituales de vida. Esta tarea constituye
un desafío que debe ser acogido con entusiasmo.
3. Protagonistas de la
Evangelización
Toda
la comunidad es el sujeto responsable de la misión, ya que la Iglesia no se
identifica solamente con la jerarquía, sino que se constituye como el Pueblo de
Dios. Será tarea de los pastores mantener viva esta dinámica, para que cada
bautizado se considere un protagonista activo de la evangelización.
4. La Santa Misa
La
celebración del misterio eucarístico es ‘fuente y cumbre de toda la vida
cristiana’ y, por tanto, el momento sustancial de la constitución de la
comunidad parroquial. En ella, la Iglesia se hace consciente del significado de
su propio nombre: convocación del Pueblo de Dios que alaba, suplica, intercede
y agradece. Al celebrar la Eucaristía, la comunidad cristiana acoge la
presencia viva del Señor Crucificado y Resucitado, recibiendo el anuncio de
todo su misterio de salvación.
5. Comunión y Unidad
Los
diferentes componentes en los que la parroquia se articula están llamados a la
comunión y a la unidad. En la medida en que cada uno, habiendo recibido su
propia complementariedad, la pone al servicio de la comunidad, por un lado, se
puede apreciar la plena realización del ministerio como pastores tanto del
párroco como de los sacerdotes que colaboran y, por otro, emerge la
peculiaridad de los diversos carismas de los diáconos, las personas consagradas
y los laicos, para que cada uno trabaje en la construcción del único cuerpo.
6. La regla suprema de la
caridad
A
menudo, la comunidad parroquial es el primer lugar de encuentro humano y
personal de los pobres con el rostro de la Iglesia. En particular, los sacerdotes,
los diáconos y las personas consagradas son quienes deben mostrar compasión por
la “carne herida” de los hermanos, visitándolos en la enfermedad, apoyando a
las personas y familias sin trabajo, abriendo la puerta a todos cuantos pasan
alguna necesidad.
Con
la mirada puesta en los últimos, la comunidad parroquial evangeliza y se deja
evangelizar por los pobres, redescubriendo así la implicación social del
anuncio en sus diferentes ámbitos, sin olvidar la “regla suprema” de la
caridad, en base a la cual seremos juzgados.
7. Convertir las
estructuras
La
parroquia debe proponerse una conversión de sus estructuras, que requiere
en primer lugar un cambio de mentalidad y una renovación interior, sobre todo
de aquellos que están llamados a la responsabilidad de la guía pastoral. Para
ser fieles al mandato de Cristo, los párrocos deben advertir con urgencia la
necesidad de una reforma misionera de la pastoral.
Esta
renovación, por supuesto, no solo concierne al párroco, ni puede ser impuesta
desde arriba, excluyendo al Pueblo de Dios. La conversión pastoral de las
estructuras implica la participación del Pueblo de Dios.
8. Las necesidades de la
parroquia
Bajo
la guía de su párroco, los fieles de la comunidad deben sentirse responsables y
directamente involucrados en sustentar las necesidades de la Iglesia. Bajo esta
óptica, las parroquias deben evitar dar la impresión de que la celebración de
los sacramentos – especialmente de la Santísima Eucaristía – y las otras
acciones ministeriales pueden estar sujetas a tarifas.
Fuente:
Zenit