“Un
sacerdote que con sencillez, ternura, fidelidad a los sacramentos, se conformó
a la voluntad de Dios y así siguió el camino de la santidad”
En
la homilía de la Misa celebrada en el Santuario de Ars, el Secretario de Estado
Vaticano transmitió la cercanía y la oración del Papa con motivo de la fiesta
litúrgica de San Juan María Vianney, una figura que también hoy enseña a
transmitir alegría y esperanza.
“Un sacerdote que con sencillez, ternura,
fidelidad a los sacramentos, se conformó a la voluntad de Dios y así siguió el
camino de la santidad”, de este modo el Cardenal Secretario de Estado Vaticano,
Pietro Parolin, retrata la figura de San Juan María Vianney en el día de su
memoria litúrgica. Al celebrar la Misa en Ars, en el Santuario donde se
encuentran los restos mortales del santo Cura, el Purpurado transmitió la
bendición y el "sincero y cordial saludo" del Papa, paternalmente
cercano con la oración
El profeta-guardián
En
la homilía marcada por los recuerdos, las lecturas del día y la Carta que el
Papa Francisco escribió el año pasado en el 160° aniversario de la muerte de
San Juan María Vianney, el Cardenal Parolin recuerda la figura del Cura particularmente
querida por él porque de niño había leído su biografía. Tal vez fue él mismo –
se pregunta el Cardenal – quien encendió la chispa de su vocación e hizo
posible la celebración de su ordenación sacerdotal en Ars en el 40º aniversario
de su ordenación sacerdotal. Comentando las lecturas de la Misa, recuerda que
la vocación de San Juan María Vianney es ser "un auténtico
profeta-guardián", interesado sólo en buscar la conversión y la salvación
de los pecadores, comprometiéndose en una lucha implacable contra el Maligno.
Se convirtió así en "la voz resonante de Dios", llevando una vida
consumida "en total fidelidad y consistencia" hasta el final de sus
días.
Las muchas vocaciones
sacerdotales
Siguiendo
el ejemplo del Evangelio de Mateo (9,35-10,1), el Secretario de Estado Vaticano
recuerda que el Cura de Ars "no sólo participó en el poder taumatúrgico
del Señor, curando y sanando completamente a las personas", sino que
también fomentó nuevas y abundantes vocaciones. Citando lo que el Papa Francisco
escribió en su Carta a los sacerdotes, el Cardenal Parolin exhorta a no
dejarnos desanimar por el daño causado "por el comportamiento
desviado" de algunos sacerdotes, sino a recordar que la vocación es
"un don gratuito", "totalmente inmerecido", que debe ser
acogido "con humildad y oración" y por el cual hay que agradecer
siempre al Señor.
Ejemplo de ternura
Recordando
las palabras de Benedicto XVI, con ocasión del 150° aniversario de la muerte
del santo Cura de Ars, el Cardenal Parolin recuerda que su figura "nos
enseña a transmitir alegría y esperanza a través del testimonio de nuestra vida
personal y a ser constantes y perseverantes en nuestro ministerio". Un
ministerio alimentado por los sacramentos, la oración, la reconciliación y
también por la ternura que San Juan María Vianney tenía hacia los heridos o los
que habían pecado.
En la escuela de la
santidad
Ser
cristianos auténticos significa, por lo tanto, caminar por el camino de la
santidad. Un camino – enseña el Cura de Ars – hecho de sencillez, desinterés, pureza
de intención y acción, fidelidad a Dios y al Evangelio, a los sacramentos
celebrados, compartidos y vividos. Es la "íntima unión personal con
Cristo" la que nos lleva a conformar nuestros deseos a la voluntad de
Dios, "nos llena de alegría y felicidad, nos ayuda a ser sal y luz del
mundo". Dar testimonio del amor del Señor – concluye el Cardenal – es por
lo tanto el camino para recorrer la senda de la santidad que sigue siendo un
camino "accesible a todos".
Benedetta
Capelli – Ciudad del Vaticano
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