Derrotar el hambre y la
pobreza
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Aniversario de la FAO (C) Vatican Media |
En él, el Santo Padre destaca el tema propuesto para este año
con ocasión de la Jornada Mundial de la Alimentación es significativo
(“Cultivar, nutrir, preservar”, “Juntos. Nuestras acciones son nuestro
futuro”), pues este señala la necesidad “de actuar conjuntamente y con la
voluntad firme para poder generar iniciativas que mejoren nuestro entorno y
promuevan la esperanza de muchas personas y de muchos pueblos”.
Apoyo a iniciativas
En este periodo de gran dificultad ocasionado por la pandemia de
COVID-19, Francisco considera todavía más importante apoyar las iniciativas
implementadas por organizaciones como la FAO, el Programa Mundial de Alimentos
(WFP) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) con el fin de
promover “una agricultura sostenible y diversificada, sostener las pequeñas
comunidades agrícolas y cooperar para el desarrollo rural de los países más
pobres”.
Igualmente, lamenta la constatación de que, según las
estadísticas más recientes de la FAO, “a pesar de los esfuerzos realizados en
los últimos decenios, el número de personas que luchan contra el hambre y la
inseguridad alimentaria crece, está creciendo y la actual pandemia agudizará
todavía más esas cifras”.
El hambre, tragedia y vergüenza
Y subraya que “para la humanidad el hambre no es solo una
tragedia, sino una vergüenza” causada “por una distribución desigual de los
frutos de la tierra, a lo que se añade la falta de inversiones en el sector
agrícola, las consecuencias del cambio climático y el aumento de los conflictos
en distintas zonas del planeta”.
Además, “se desechan toneladas de alimentos”, realidades ante
las que “no podemos permanecer insensibles o quedar paralizados”, ya que “todos
somos responsables”.
Fondo mundial
Para el Pontífice, la crisis actual demuestra que se necesitan
políticas y acciones concretas para erradicar el hambre en el mundo: “Una
decisión valiente sería constituir con el dinero que se usa en armas y otros
gastos militares ‘un Fondo mundial’ para derrotar definitivamente “el hambre y
ayudar al desarrollo de los países más pobres”.
De este modo, como expresó en Fratelli tutti, “se evitarían muchas guerras y la
emigración de tantos hermanos nuestros y sus familias que se ven obligados a
abandonar sus hogares y sus países en busca de una vida más digna”.
A continuación, sigue el mensaje completo del Papa Francisco.
***
Videomensaje del Santo Padre
A Su Excelencia
El señor Qu Dongyu
Director general de la FAO
En el día en que la FAO celebra su 75º aniversario de creación,
quiero saludar a usted y a todos los miembros que la componen. Su misión es
hermosa e importante, porque ustedes trabajan con el objetivo de derrotar el
hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.
El tema propuesto para este año con ocasión de la Jornada
Mundial de la Alimentación es significativo: “Cultivar, nutrir, preservar”, y
esto “Juntos. Nuestras acciones son nuestro futuro”.
Este tema destaca la necesidad de actuar conjuntamente y con la
voluntad firme para poder generar iniciativas que mejoren nuestro entorno y
promuevan la esperanza de muchas personas y de muchos pueblos.
A
lo largo de estos 75 años, la FAO ha aprendido que no basta con producir
alimentos, sino que también es importante garantizar que los sistemas
alimentarios sean sostenibles y proporcionen dietas saludables y asequibles
para todos. Se trata de adoptar soluciones innovadoras que puedan transformar
la forma en que producimos y consumimos los alimentos para el bienestar de
nuestras comunidades y de nuestro planeta, fortaleciendo así la capacidad de
recuperación y la sostenibilidad a largo plazo.
Por
eso, en este periodo de gran dificultad causada por la pandemia de Covid-19, es
todavía más importante apoyar las iniciativas implementadas por organizaciones
como la FAO, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Fondo Internacional de
Desarrollo Agrícola (FIDA) con vistas a promover una agricultura sostenible y
diversificada, sostener las pequeñas comunidades agrícolas y cooperar para el
desarrollo rural de los países más pobres.
Somos
conscientes de que hay que responder a este desafío en una época que está llena
de contradicciones: por un lado, somos testigos de un progreso sin precedentes
en los diversos campos de la ciencia; por otro lado, el mundo se enfrenta a
múltiples crisis humanitarias. Lamentablemente, constatamos que, según las
estadísticas más recientes de la FAO, a pesar de los esfuerzos realizados en
los últimos decenios, el número de personas que luchan contra el hambre y la
inseguridad alimentaria crece, está creciendo y la actual pandemia agudizará
todavía más esas cifras.
Para
la humanidad el hambre no es sólo una tragedia sino una vergüenza. En su mayor
parte, está causada por una distribución desigual de los frutos de la tierra, a
lo que se añade la falta de inversiones en el sector agrícola, las
consecuencias del cambio climático y el aumento de los conflictos en distintas
zonas del planeta. Por otra parte, se desechan toneladas de alimentos. Ante
esta realidad, no podemos permanecer insensibles o quedar paralizados. Todos
somos responsables.
La crisis actual nos demuestra que se necesitan políticas y
acciones concretas para erradicar el hambre en el mundo. En ocasiones las
discusiones dialécticas o ideológicas nos llevan lejos de alcanzar este
objetivo, y permitimos que hermanos y hermanas nuestros sigan muriendo por
falta de alimento. Una decisión valiente sería constituir con el dinero que se
usa en armas y otros gastos militares “un Fondo mundial” para poder derrotar
definitivamente el hambre y ayudar al desarrollo de los países más pobres. De
este modo, se evitarían muchas guerras y la emigración de tantos hermanos
nuestros y sus familias que se ven obligados a abandonar sus hogares y sus países
en busca de una vida más digna (cf. Fratelli tutti,
nn. 189, 262).
Señor
director general: Al manifestar mi deseo de que la labor de la FAO sea cada vez
más incisiva y más fecunda, invoco la bendición de Dios sobre usted y quienes
cooperan en esa misión esencial de cultivar la tierra, nutrir a los hambrientos
y salvaguardar los recursos naturales, de modo que todos podamos vivir
dignamente, con respeto y con amor. Muchas gracias.
© Librería Editora Vaticana
Larissa I. López
Fuente: Zenit