
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les
aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo
reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a
aquel que me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios.
A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre,
se le perdonará; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le
perdonará.
Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y
autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir,
porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir’’.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
El Espíritu Santo nos enseña, nos recuerda, y —otro rasgo—
nos hace hablar, con Dios y con los hombres. No hay cristianos mudos, mudos en
el alma; no, no hay sitio para esto. Nos hace hablar con Dios en la oración
(...) El Espíritu nos hace hablar con los hombres en el diálogo fraterno. Nos
ayuda a hablar con los demás reconociendo en ellos a hermanos y hermanas (...)
Pero hay algo más: el Espíritu Santo nos hace hablar también a los hombres en
la profecía, es decir, haciéndonos «canales» humildes y dóciles de la Palabra de
Dios. (SANTA MISA EN LA SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS 8 de junio de 2014)
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