21. Miércoles de la XXIX semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según Lucas 12, 39-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría
y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene
el Hijo del hombre».
Pedro le dijo:
«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente
de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre
portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y
empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse,
vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo
castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de
acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha
hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más
aún se le pedirá».
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Vigilar significa entender lo que pasa en mi corazón,
significa detenerse un rato y examinar mi vida. ¿Soy cristiano? ¿Educo a mis
hijos más o menos bien? ¿Mi vida es cristiana o mundana? ¿Y cómo puedo entender
esto? Siguiendo el mismo consejo de Pablo: mira a Cristo crucificado. La
mundanidad sólo puede ser entendida allì donde está y donde ha sido destruida
mediante la cruz del Señor. Y este es el significado del Crucificado que
tenemos ante nosotros: no es un adorno, es precisamente Èl quien nos salva de
estos encantos, de estas seducciones que nos llevan a la mundanidad. (Santa
Marta 13 de octubre de 2017)
Vatican News