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Sierva de Dios María Lorenza Requenses (izq) y Sierva de Dios María Teresa del Corazón de Jesús (dcha) Crédito: Causa dei Santi. |
Con el reconocimiento del milagro realizado por la Sierva de Dios María
Lorenza Requenses, se procedería a su beatificación, ella fue la fundadora del
hospital de los Incurables de Nápoles y religiosa capuchina.
Nació en 1463 en Lérida (España) en una familia noble y se casó con
Joan Llonc y murió en Nápoles (Italia) en 1539, regente de la Cancillería del
Reino de Aragón.
En 1516 hizo voto de dedicar su vida al cuidado de los enfermos, y
entró en la tercera orden secular de San Francisco. Se dedicó a las obras de
caridad y gracias a los propios bienes y a la ayuda de amigos, en 1522 inició
el Hospital de Santa maría del pueblo de los Incurables, en 1526 construyó una
casa para mujeres víctimas de la trata junto al complejo hospitalario.
En 1535 fundó el monasterio regido por la Regla de Santa Clara, según
la reforma que se había llevado a cabo en Francia por Santa Coletta di Corbiet
y posteriormente las religiosas adoptaron la Constitución de la Orden de los
Frailes Menores Capuchinos aumento el nombre de “Monjas capuchinas de la
Primera Regla de Santa Clara”.
La venerable sierva de Dio murió en Nápoles (Italia) en 1539, el
decreto de virtudes heróicas se promulgó el 9 de octubre de 2017.
El milagro reconocido hoy por el Papa Francisco y realizado por la
intercesión de María Lorenza Requenses es el de la curación de la religiosa Sor
María Cherubina Pirro, religiosa del monasterio de Santa María de Jerusalén,
también conocido como “de las 33 capuchinas” que en 1876 se le diagnostica una
tuberculosis pleuro pulmonar crónica con evolución tisiógena y localización
extra pulmonar.
Después de 5 años de enfermedad, el médico confirmó que la religiosa no
tenía curación. La Abadesa del monasterio de Santa María de Jerusalén animó a
toda la comunidad a rezar la novena a la Virgen y pidiendo la intercesión de la
Fundadora para la curación de Sor Cherubina desde el 31 de agosto al 8 de
septiembre de 1881.
El 9 de septiembre se le acercó una reliquia de la Venerable Sierva de
Dios a la religiosa enferma, quien aseguró haber sentido calor y una leve
mejoría.
Pero en contra de las expectativas, Sor María Cherubina se curó y su
recuperación fue atribuida a María Lorenza.
Sierva de Dios María Teresa del Corazón de Jesús
El Papa también ha reconocido las Virtudes heroicas de la Sierva de Dios
María Teresa del Corazón de Jesús, cofundadora de la Congregación de las
Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Nació en 1844 en Fuentes de Andalucía,
Sevilla (España), con 17 años se casó con Paulino Fernández De Córdoba, marqués
de la Puebla de Obando.
La posición social de su esposo la permitió estar entre la alta
sociedad sevillana, quedó viuda con 30 años y sin hijos, y en 1874 comenzó
dirección espiritual con el Beato Marcelo Spínola, por entonces párroco en la
iglesia de San Lorenzo de Sevilla y posteriormente sería Obispo de Coria y
Málaga, así como Arzobispo de Sevilla y Cardenal.
A través de su dirección espiritual la Sierva de Dios comenzó un activo
periodo de vida espiritual y una gran actividad caritativa con la que promovió
la acogida de niñas huérfanas.
Tras un largo periodo de reflexión y oración, fundó junto con Mons.
Spínola la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, con la
finalidad de la glorificación del Corazón de Jesús, la devoción a la Inmaculada
Concepción, la caridad hacia el prójimo y en particular la educación de las
niñas.
En 1888 realiza los votos perpetuos en la congregación y es elegida
superiora general en 1902. Falleció en 1908 en Sevilla (España), viviendo
la virtud de la fe en modo heroico.
Siempre estuvo disponible a la voluntad de Dios, que buscó
diligentemente y amó ardientemente. Esto se manifestó en los periodos de
especial dificultad, como fueron la muerte de su esposo y el inicio de la
congregación.
También vivió de manera heroica la caridad que se expresó de manera
conmovedora en sus escritos, manifestaba tal amor en la vida de oración y en el
vivo deseo de comunicarlo a los otros, empezando por las religiosas del
instituto. Su amor a Dios se centraba en el amor a los hermanos que manifestó
en el ámbito de la asistencia material a los necesitados, empleando para ello
su fortuna y también en el ámbito moral y espiritual, fundando la congregación
para la gloria de Dios y el bien de las almas.
Fuente: ACI Prensa