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| Ángelus 8 noviembre 2020 (C) Vatican Media |
Manifestando su preocupación por
los pequeños agricultores de Italia.
Instando al rechazo de las armas
en Etiopia.
Llamando a las negociaciones en
Libia.
A continuación, siguen las
palabras de Francisco, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de
Prensa de la Santa Sede.
***
Palabras después del Ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas!
Ayer, en Barcelona, fue
proclamado beato Joan
Roig y Diggle, laico y mártir, asesinado a los diecinueve años durante
la Guerra Civil española. Fue testigo de Jesús en el lugar de trabajo y se
mantuvo fiel a Él hasta el don supremo de su vida. Que su ejemplo suscite en
todos, especialmente en los jóvenes, el deseo de vivir plenamente la vocación
cristiana. ¡Un aplauso a este beato, joven, tan valiente!
Veo allí una bandera, que me hace
pensar en los pueblos de Centroamérica, golpeados en los últimos días por un
violento huracán, que ha causado muchas víctimas y daños considerables,
agravados también por la ya difícil situación de la pandemia. Que el Señor
acoja a los muertos, consuele a sus familias y sostenga a los más probados, así
como a todos los que están haciendo todo lo posible por ayudarlos.
Sigo con preocupación las
noticias provenientes de Etiopía. Mientras exhorto a rechazar la tentación del
enfrentamiento armado, invito a todos a la oración y al respeto fraterno, al
diálogo y a la solución pacífica de las discordias.
Hoy, en Túnez, comienzan las
reuniones del “Foro de Diálogo Político Libio”, que involucrará a todas las
partes. Dada la importancia del evento, espero sinceramente que en este momento
tan delicado se encuentre una solución al largo sufrimiento del pueblo libio y
que se respete y se aplique el reciente acuerdo de alto el fuego permanente.
Recemos por los delegados del Foro, por la paz y la estabilidad en Libia.
Se celebra hoy en Italia el Día
de Acción de Gracias, sobre el tema “Agua, bendición de la tierra”. El agua es
vital para la agricultura, ¡también es vital para la vida! Me acerco con mi
oración y cariño al mundo rural, especialmente a los pequeños agricultores. Su
trabajo es más importante que nunca en esta época de crisis. Me uno a los
obispos italianos, que exhortan a salvaguardar el agua como un bien común, cuyo
uso debe respetar su destino universal.
Y ahora dirijo mi saludo a
vosotros, romanos y peregrinos de varios países: familias, grupos parroquiales,
asociaciones y fieles. Os deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no os
olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.
Raquel Anillo
Fuente: Zenit






