Los ángeles, “al volverse malos crean en una condición que es el infierno. Porque el infierno es la condición de la rebelión plena frente a Dios”
Según el Compendio del Catecismo de la Iglesia católica en el
número 74 la caída de los ángeles indica que “Satanás y los otros demonios, de
los que hablan la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia, eran
inicialmente ángeles creados buenos por Dios, que se transformaron en malvados
porque rechazaron a Dios y a su Reino, mediante una libre e irrevocable
elección, dando así origen al infierno. Los demonios intentan asociar al hombre
a su rebelión contra Dios, pero Dios afirma en Cristo su segura victoria sobre
el Maligno”.
“Así que antes de ese pecado de Adán y Eva, hubo una primera caída
de los ángeles”, precisó.
El Concilio cuarto de Letrán da una descripción exacta: “El diablo
y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena. Pero
ellos se hicieron así mismos malos”.
El Obispo de San Sebastián precisa que en el plan de Dios “la
creación de los ángeles, que son seres espirituales, libres, angélicos,
llamados a glorificar a Dios” y la finalidad de su existencia “es la
glorificación de Dios”.
“Los ángeles, algunos, hicieron mal uso de su libertad, porque
para glorificar a Dios amándole hay que ser libre. Y algunos de ellos hicieron
mal uso de su libertad rebelándose frente a Dios, fue un momento dramático”,
precisó.
“El momento en el que los ángeles se rebelan ante Dios, de manera
total, plena absoluta, no en parte, porque los ángeles son un espíritu puro, y
en ese sentido cuando hacen una opción es de totalidad. Por eso dice el
catecismo q su pecado es radical e irrevocable”, asegura.
En ese sentido, al ver cómo los ángeles caídos tientan a Adán y
Eva, “es fácil intuir de qué manera ellos también habían caído” y destaca que
en el libro del Génesis “esa voz que susurra a Adán es del diablo y le dice: Es
que Dios sabe que el día que comáis de este árbol se os abrirán los ojos y
seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal”.
“La tentación en la ellos [los ángeles caídos] habían caído y que
están intentando hacer caer a Adán y Eva es la pretensión de ser como dioses”,
que es la pretensión de “revelarse ante Dios creador, no aceptar su condición
de criatura y pretender ser Dios”.
Además explica que no es que Dios creara el infierno, sino que los
ángeles, “al volverse malos crean en una condición que es el infierno. Porque
el infierno es la condición de la rebelión plena frente a Dios”.
Mons. Munilla también subraya que “no es que haya un defecto de
misericordia por parte de Dios, sino que existe imposibilidad de perdón, porque
no hay arrepentimiento”.
Y recuerda una expresión de San Juan Damasceno en la que explica
que “no hay arrepentimiento para los ángeles después de la caída, como no hay
arrepentimiento para los hombres después de la muerte. Porque los ángeles desde
el punto de vista metafísico, por la estructura de su propio ser, cuando hacen
una opción es plena, absoluta e irrevocable, no existe la posibilidad de
arrepentimiento”.
“No es por falta de misericordia, sino por imposibilidad de
arrepentimiento. Que es lo que sucede a los hombres cuando fallecen y su alma
se separa del cuerpo y su opción ante la acogida o rechazo de la gracia de Dios
queda eternamente fijada”, apunta.
Mons. Munilla asegura que este punto termina recordándonos que
“Dios nos afirma en Cristo su victoria sobre el maligno, el mentiroso, el
homicida, el que sólo tiene consuelo arrastrándonos también a nosotros a su
estado de desgracia”.
“Pero sabemos que el poder de Dios
no permite que el influjo del maligno sea absoluto e integra la acción del
maligno en su Providencia”, insiste.
Y por eso recuerda que “en todas las cosas interviene Dios para el
bien de los que le aman. Incluso cuando somos tentados por la acción del
maligno, Dios es capaz de reconducir esa acción a su designio de salvación y
redención hacia todos nosotros”.
Fuente: ACI Prensa