Un cruce de artículos en los medios de comunicación españoles agita el debate sobre la poca presencia de cristianos en la opinión pública
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También criticaba Quintana el trabajo
de las
universidades, los centros de enseñanza y los medios de comunicación católicos en
España porque, a su juicio, pierden el tiempo en tareas que les apartan de su misión
evangelizadora.
Llamada a
que acudan al duelo intelectual
Quintana respondía al artículo del
también filósofo Diego S. Garrocho, vicedecano
de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Madrid, que
publicó el diario «El Mundo» (en su edición online premium) con el título «¿Dónde
están los cristianos?». En él afirmaba con contundencia: “El
pensamiento específicamente cristiano se encuentra del todo ausente”.
Quintana planteaba un reto: «Un buen
modo de mostrar que Diego y yo nos equivocamos sería que radios, televisiones,
colegios, universidades, institutos, editoriales, museos católicos recogieran
este guante. No como lo recoge una damisela ofendida; sino como un reto para
batirse en duelo intelectual. Para demostrarnos a nosotros, a
todos, que el cristianismo, dos mil años después, sigue aprovechando
cualquier ocasión para ponerse de actualidad. Al igual Jesús,
también él, aprovechó el mero hecho de sentir sed junto a un pozo de Samaria
para pegar la hebra.»
Los periodistas Fernando de
Haro y Pilar Cisneros, famosos por su programa de las tardes en
la cadena de radio Cope, aparecían citados en el artículo de Quintana como excepción.
«El
cristianismo no es un sistema ético»
De Haro le dio
respuesta pocos días después desde la tribuna de PaginasDigital.es.
Tituló el artículo: «Sobre
la aportación de los cristianos».
De Haro explica que no puede
identificarse con el calificativo de «intelectual cristiano» porque «mi
formación, mis ocupaciones, mis competencias y mi producción tienen
poco que ver con las de un verdadero intelectual«. Su trabajo,
recuerda, es el de «un periodista que hace análisis de actualidad y radio
generalista de acompañamiento».
Un encuentro
personal con Dios del que somos testimonios libres
Pero el periodista escribe qué
considera que es y qué no es un cristiano del siglo XXI. «Como han señalado los
dos últimos pontificados, el cristianismo -explica- no es ni un
sistema ético, ni un sistema de ideas. El cristianismo (…) no
es la cristiandad, no es un magnífico legado histórico, artístico, filosófico y
jurídico. El cristianismo es un acontecimiento: nace y crece como un encuentro,
como el que tuvieron hace dos mil años los primeros discípulos con Jesús de
Nazaret. Este encuentro, para ser reconocido como el
encuentro con Dios encarnado, requiere de la libertad.
Aceptando la
crítica
De Haro encaja la crítica que hace Quintana al trabajo de las universidades y medios de comunicación católicos y la agradece como «invitación a una revisión permanente de las obras que en su origen han sido generadas por la fe.»
Dar testimonio
El periodista subraya que es esencial
en el cristiano contemporáneo algo que también lo fue en los siglos pasados: el testimonio.
«Creo -afirma- que la primera aportación de los cristianos al mundo de hoy es dar
razón de lo que nos sucede. No solo a través de un anuncio
directo del contenido de la fe sino por nuestro modo de estar en la realidad.
En este sentido la categoría esencial es el testimonio.»
El auténtico
cristiano está llamado a «entender la realidad»
De Haro defiende «una inteligencia de
la fe que se convierte en una inteligencia de la realidad para afrontar
los problemas que son comunes a todos los hombres: familia,
política, educación y un largo etcétera. Esa inteligencia de la realidad la
ofrecemos en la ciudad común y plural. No ocultamos su origen, todo lo
contrario, lo anunciamos con alegría.»
Dos señas de
identidad: la alegría y el amor a la libertad
El comportamiento de los cristianos en
la vida pública tiene como signo la alegría, dice, y el amor a la libertad. «No
pretendemos que necesariamente [la fe] ordene la vida civil porque sabemos que
solo puede ser aceptada a través del misterioso juego de la libertad de Dios
y de la libertad del hombre. Lo hacemos interesados en aprender,
en la relación con los no cristianos, qué significa la fe que hemos abrazado.»
El mismo
corazón inquieto, la misma dignidad infinita
Señala, por último, un aspecto que
enlaza con la encíclica «Fratelli Tutti» del papa
Francisco: «Dispuestos siempre a sorprender y acoger la verdad y la belleza
venga de donde venga. La cultura cristiana no es un museo con
piezas magníficas (…). Tiene su máxima expresión en la caridad,
en una
mirada hacia el hombre concreto en el que se reconoce el
mismo corazón inquieto, la misma dignidad infinita.»
Dolors Massot
Fuente: Aleteia






