Papa Franciso suspendió la multitudinaria tradición de rendir homenaje a la Inmaculada Concepción de María en Roma por la pandemia
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Así, con motivo de la fiesta mariana, Francisco
realizará un gesto privado de devoción a la Virgen en Roma, sin una multitud de
fieles. Esto como acto de responsabilidad en medio de la pandemia que
golpea al mundo.
A menudo, entre la multitud se encuentran personas
ancianas, discapacitadas y enfermas que piden una gracia, cubiertas de mantas
para el frío. Ellas iban acompañadas por los voluntarios del UNITALSI,
que empujan sus sillas de ruedas. Los pacientes luego recibían la caricia, el
consuelo y la atención del Papa.
Gesto
prudente del Papa incomprendido
El gesto del Papa no ha sido bien interpretado,
mientras en los centros comerciales de la capital rebosan las filas; personas
que arriesgan a infectarse con el virus por las compras navideñas y otras más,
especialmente jóvenes, que llenan plazas.
Emisarios tradicionalistas protestaron en varios
medios de comunicación en Italia. Ellos opinan que Francisco ha discontinuado
la tradición iniciada por los bomberos de la ciudad que el 8 de diciembre de
1857 inauguraron el monumento.
Un rito que recuerda la institución del dogma de la
Inmaculada Concepción, proclamado el 8 de diciembre de 1854 por
el Papa Pío IX.
El primer papa en rendir homenaje a la Virgen
Inmaculada fue Pío XII, enviando flores blancas con motivo de la fiesta; luego,
el 8 de diciembre de 1953, para la inauguración del Año Mariano, fue
personalmente a la Plaza de España.
Los papas
y la Virgen
Juan XXIII tuvo la idea de realizar este acto de
veneración y que sus sucesores prosiguieron comenzando por Pablo VI, quien rezó
a los pies de la Virgen al final del Concilio Vaticano II (8 de diciembre de
1965).
Juan Pablo II y Benedicto XVI hicieron lo mismo:
una oración pronunciada ante las autoridades de la ciudad y donando un cesto de
rosas.
Respecto a las flores, estas simbolizan el amor y
la devoción del Pontífice, de la Iglesia de Roma y de los habitantes de la
ciudad que se sienten hijos de la Virgen. Los fieles simbólicamente ponen sus
ansias y esperanzas a los pies de la Madre del Redentor.
Francisco mantuvo la tradición viva, añadiendo
también una parada en la Basílica de Santa María la Mayor. Es costumbre que él
rinda homenaje a la «Salus Populi Romani». Se trata del icono mariano que la
tradición asegura fue pintado por el evangelista Lucas. La Virgen protectora de
la capital durante siglos.
Ninguna
pandemia puede apagar la luz de Dios
El Obispo de Roma ha pedido que, en estos días, en
los que en tantos hogares se preparan el árbol de Navidad y el pesebre, vayamos
más allá de estos “signos de esperanza”, es decir, a su significado: a Jesús,
el amor de Dios que Él nos reveló y a la bondad de la Virgen María al aceptar
la voluntad divina.
“No hay ninguna pandemia, ninguna crisis que pueda
apagar esta luz. Dejémosla entrar en nuestros corazones, y tendamos la mano a
los más necesitados. Así Dios nacerá de nuevo en nosotros y entre nosotros.”
(Ángelus, 06/12/2020).
La
columnata
La columna está dedicada al dogma de la Inmaculada
Concepción. Por ende, esta tradición fue instituida por la Iglesia Católica en
1854 bajo el pontificado del Papa Pío IX.
El monumento fue erigido en el área frente al
palacio de la Embajada de España ante la Santa Sede, porque España había sido
el país que más trabajó para definir el dogma.
La estructura consiste en una base de mármol,
sobre la que se alza una columna de mármol de 11,81 metros de altura, que a su
vez sostiene la estatua de bronce de la Virgen.
La obra recuerda que el Papa Pio IX con la
Constitución Apostólica Ineffabilis Deus,
sostiene que la Virgen es el único ser humano que nació sin el pecado original.
«Por esto admirablemente la colmó abundantemente,
más que todos los ángeles y los santos, de la abundancia de todos los dones
celestes, tomados del tesoro de su divinidad. Así ella, siempre absolutamente
libre de toda mancha de pecado, toda bella y perfecta, poseyó tal plenitud de
inocencia y de santidad que, después de la de Dios, no se puede concebir una
mayor, y fuera de Dios, ninguna mente puede alcanzar a comprender su
profundidad” (Const. Ap. Inefabilis Deus).
El origen de la columna es romano, fue de hecho
encontrada en 1778 en las excavaciones de Campo Marzio. La estructura está
compuesta de un basamento en mármol, sobre el cual está apoyada la columna en
mármol cipollino, con 12 metros de largo aproximadamente, sostiene la estatua
de bronce de la Virgen, obra de Giuseppe Obici.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia