6.12.20

EVANGELIO DEL DÍA

Segundo domingo de Adviento: Juan Bautista nos lleva a Jesús

Evangelio según san Marcos 1, 1-8

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Como está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino;
voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
enderezad sus senderos”».
Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

COMENTARIO

Francisco Díaz S.J. comenta el Evangelio de este segundo domingo de Adviento. La figura de Juan el Bautista está en el centro del relato, quien con su vida, nos lleva a Jesús; Juan es el Mensajero que declara: “Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias”.

Es interesante que los muchos que acudían a él, poco les importaba que predicara en el desierto y que viviera en un lugar apartado y selvático. Juan no huye de las multitudes, sino que les ofrece la oportunidad a los pecadores de recorrer ese camino de arrepentimiento. 

Enfrentarse con la propia verdad

En cierto sentido Juan el Bautista no adorna ni esconde la verdad. La gente lo busca porque encuentra en sus palabras al que habla la verdad, al que muestra el camino correcto.  

Juan Bautista nos ofrece una gran lección a todos nosotros, hombres y mujeres de fe, quienes en vez de enfrentar con valentía nuestros pecados, los escondemos o justificamos. Es probable que en este tiempo de Adviento debamos salir de nuestra propia imagen y buscar al Bautista en el desierto. Quizá, debamos armarnos de valor y arrepentirnos del mal que hacemos a otros o a nosotros mismos.  

Disminuir para que centremos nuestra mirada en Jesús

He mencionado que el Evangelio resalta a Juan el Bautista, pero, como si de una gran lección de humildad se tratara, el Bautista elige disminuir y salir de la escena para que todas nuestras miradas se fijen en Jesucristo. Para que veamos las obras y escuchemos las palabras de quien nos bautizará con el Espíritu Santo.

Juan el Bautista nos enseña el camino de Aquel que ha de venir. Que nuestra espera sea gozosa y llena de esperanza. 


Francisco Díaz SJ

Noticias del Vaticano


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