Este domingo el Santo padre ha
reflexionado acerca del hodierno pasaje evangélico según el evangelista Marcos:
«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en
el Evangelio». “Jesús no usaba medias palabras” ha dicho el Papa, de hecho “es
un mensaje que nos invita a reflexionar sobre dos temas esenciales: el tiempo y
la conversión” ha asegurado el Papa Francisco.
El tiempo
La conversión
Sin embargo, “la salvación no es
automática” puntualiza el Papa. “La salvación es un don de amor, y como tal,
ofrecido a la libertad humana, siempre que se habla de amor, se habla de
libertad, el amor sin libertad no es amor, puede ser interés, miedo, tantas
cosas, pero el amor es siempre libre” y siendo libre – señala – “requiere una
respuesta libre: requiere la conversión”. Para Francisco, esta
“conversión” significa “cambiar de mentalidad y cambiar de vida: no seguir más
los modelos del mundo, sino el de Dios, que es Jesús”. El Pontífice explica
demás que “es un cambio decisivo de visión y de actitud”, pues el pecado y en
concreto “el de la mundanalidad” trajo al mundo una mentalidad “que tiende a la
afirmación de uno mismo contra los demás, e incluso contra Dios”.
“Esto es curioso” – dice el Papa
– y pregunta: “¿cuál es tu identidad?”, pues según el Papa, “muchas veces
sentimos que al expresar nuestra identidad con un término de contra, es difícil
expresar nuestra identidad con un término positivo, contra los otros, contra
los demás y contra Dios y por este motivo la mentalidad del mundo puede causar
la violencia y el engaño”. Y “vemos lo que sucede con el engaño y la violencia”
dice el Papa: “ganas de poder, don de servicio, guerras, explotación contra la
gente, esta es la mentalidad del engaño que ciertamente tiene origen en el
padre del engaño, en el gran mentiroso, el diablo, él es el padre de la
mentira”.
El mensaje de Jesús nos invita a ser
acogedores y humildes
“A todo ello se opone el mensaje
de Jesús, que nos invita a reconocernos necesitados de Dios y de su gracia; a
mantener una actitud equilibrada frente a los bienes terrenos; a ser acogedores
y humildes con todos; a conocernos y realizarnos a nosotros mismos mediante el
encuentro y el servicio a los demás” asegura el Papa. De hecho, explica que
para cada uno de nosotros, el tiempo durante el que podemos acoger la redención
es breve, pues “es la duración de nuestra vida en este mundo”. Y puede parecer
larga, señala, recordando un día que fue a dar los sacramentos a una persona
enferma anciana: “él en ese momento antes de recibir la eucaristía de la unción
de los enfermos me dijo: se me ha pasado la vida, pensaba que era eterno pero
me voló la vida. Así nos sentimos los ancianos, que la vida se va y vuela” dice
el Papa.
Además, hace hincapié en que “la
vida” es un don del infinito amor de Dios, “pero es también el tiempo de
verificación de nuestro amor por Él”. “Por eso, cada momento, cada instante de nuestra
existencia es un tiempo precioso para amar a Dios y al prójimo, y así entrar en
la vida eterna”.
El Señor nos llama a lo largo de
nuestra vida
Por último, el Papa señala que la
historia de nuestra vida tiene dos ritmos: uno, medible, hecho de horas, días,
años; y otro, compuesto por las estaciones de nuestro desarrollo: nacimiento,
infancia, adolescencia, madurez, vejez, muerte. Francisco asegura que “la fe
nos ayuda a descubrir el significado espiritual de estos tiempos”, pues cada
uno de ellos contiene una llamada especial del Señor, “a la que podemos dar una
respuesta positiva o negativa”.
Es por ello que nos exhorta a
“estar atentos” y “no dejar pasar a Jesús sin recibirlo”, pues tal y como decía
San Agustín: “Tengo miedo de Dios cuando pasa, miedo de no reconocerlo y no
acogerlo”. Por último, su invitación a pedir a la Virgen María “que nos ayude a
vivir cada día, cada momento, como tiempo de salvación en el que el Señor pasa
y nos llama a seguirlo. Y nos ayude a convertirnos de la mentalidad del mundo a
la del amor, que son fuegos artificiales, y del servicio”.
Vatican Media
Fuente: Aleteia






