12.1.21

EVANGELIO DEL DÍA

12 - Martes de la I semana del Tiempo Ordinario

Evangelio según Marcos 1, 21-28

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
    «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
    «¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
    «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

El  Señor perdonaba los pecados y sanaba porque estaba cerca: entendía, acogía, sanaba y enseñaba con cercanía. Lo que da autoridad a un pastor o despierta la autoridad que le da el Padre, es la cercanía: cercanía a Dios en la oración. Un pastor que no ora, un pastor que no busca a Dios pierde también la cercanía con el pueblo. Y el pastor que se separa del pueblo no es capaz de llevar el mensaje de la salvación al pueblo. La cercanía de la cual surge la unción del pastor es doble: con la primera se conmueve en la oración por el don de Dios, y con la segunda, se deja conmover por los pecados, por los problemas, por las enfermedades de la gente. (Santa Marta - 9 de enero de 2018)

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