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Les sugiero vivir el
Evangelio y leer las sagradas Escrituras. Que tomen esa vieja
Biblia que colocaron en un rincón de sus casas y la abran. Dios nos quiere
hablar. Y desea que lo escuchemos.
Él quiere que vayamos por
la vida sin miedos, a salvo de los temores que provienen de la incertidumbre y
la desconfianza.
Cuando tus fuerzas no bastan
Hay un salmo en
particular, el 121, que he rezado a los largo de mi vida, cuando me encuentro
en un momento de dificultad y no encuentro la salida.
De pronto las cosas van mal, todo se pone peor y a
pesar que tratas y te esfuerzas, no logras resolver el problema. ¿Te ha pasado?
A mí me ocurre cada cierto tiempo.
Enfrento problemas que no esperaba, para los que
no estaba preparado. He notado que por mis fuerzas nunca he podido resolverlos.
Reconozco mi debilidad, y acudo a Dios. Le recuerdo:
Eres
mi padre
Y Él se hace presente.
Es como si me dijera: “Aquí estoy Claudio, contigo, donde siempre he estado”.
En esos momentos me digo:
“Dios siempre ha cuidado de mí. No tengo motivos para temer”. Y rezo con
fervor, sabiendo que Dios no me abandonará.
Una oración que da paz
Cuando termino, he recuperado la paz y serenidad y
soy capaz de enfrentar el problema con una mirada distinta, más seguro, con la
certeza que Dios camina a mi lado.
¡Ánimo! Confía en Dios. Él
NUNCA te defraudará.
Claudio de Castro
Fuente:
Aleteia