Es hora de conocer mejor la Palabra de Dios. Créeme, valdrá la pena
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Chernikovy Sisters | Shutterstock |
Debes esperar paciente y confiar. En cualquier momento bajará el
ángel del Señor, agitará sus aguas y el primero que se meta en la piscina
quedará automáticamente curado.
¿No te parece algo extraordinario?
Pues existió y se describe en las Escrituras. La arqueología
confirmó su existencia en el siglo XIX. Te invito a leer un artículo
maravilloso que Aleteia publicó.
Estaba en Jerusalén, y san Juan la describe:
“Hay en Jerusalén, cerca de la Puerta
de las Ovejas, una piscina llamada en hebreo Betesda. Tiene esta cinco
pórticos, y bajo los pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos,
tullidos y paralíticos. Todos esperaban que el agua se agitara, porque un ángel del Señor bajaba de
vez en cuando y removía el agua; y el primero
que se metía después de agitarse el agua quedaba sano de
cualquier enfermedad que tuviese”. (Juan 5, 1-4)
Es sorprendente. Jesús conoció al borde de la piscina a un
hombre que tenía 38 años enfermo, y nunca podía meterse a tiempo en
la piscina. Este le dijo:
“Señor, no tengo a nadie que me meta
en la piscina cuando se agita el agua, y mientras yo trato de ir, ya se ha
metido otro.” (Juan 5, 7)
Jesús tuvo compasión de él y lo curó.
Desempolva tu Biblia
La Biblia está
llena de curiosidades, hechos que a mí me habría encantado presenciar. Uno de
ellos es esta piscina extraordinaria.
Yo, como católico, he tenido que reconocer que leía poco la
Biblia. Una prima me ha insistido en que debo dedicar más tiempo a su lectura.
Tenía toda la razón. Ahora la tengo siempre a mano. Y me emociono al leerla.
He descubierto en la Biblia historias
fascinantes, eventos extraordinarios que nunca imaginé.
Me he propuesto este año invitarte a desempolvar esa Biblia que
tienes reposando en casa y que empieces a leerla. Es hora de conocer mejor la
Palabra de Dios. Créeme, valdrá la pena.
“Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y
eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos.
Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y
médulas; y escruta
los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay para ella
criatura invisible: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien
hemos de dar cuenta”. (Hebreos 4, 12-13)
Te invito amable lector a que me acompañes a descubrir
curiosidades de la Biblia. Si encuentras alguna interesante, compártela con
nosotros. Estaremos publicando artículos sobre ellas.
¡Dios te bendiga!
Claudio
de Castro
Fuente: Aleteia