16 – Febrero. Martes de la VI semana del Tiempo Ordinario
En aquel tiempo, cuando los
discípulos iban con Jesús en la barca, se dieron cuenta de que se les había
olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús les hizo esta advertencia: “Fíjense
bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes”. Entonces
ellos comentaban entre sí: “Es que no tenemos panes”.
Dándose cuenta de ello, Jesús les
dijo: “¿Por qué están comentando que no trajeron panes? ¿Todavía no entienden
ni acaban de comprender? ¿Tan embotada está su mente? ¿Para qué tienen
ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen? ¿No recuerdan cuántos
canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil
hombres?” Ellos le contestaron: “Doce”. Y añadió: “¿Y cuántos canastos de
sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?” Le
respondieron: “Siete”. Entonces él dijo: “¿Y todavía no acaban de comprender?”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Existen dos tipos de levaduras
que hacen crecer en dos modos diversos a las personas: la levadura del egoísmo
hace crecer hacia adentro y Jesús nos advierte: 'Es peligrosa. Tengan cuidado.
Es una hipocresía'. Jesús no tolera la hipocresía: ése aparecer bien por fuera,
con bellas formas de educación impecable, pero saturados de perversos hábitos por
dentro. La otra levadura es el Espíritu Santo que debería ser la levadura de
todos los cristianos pues tiene la fuerza para empujarnos hacia afuera de
nosotros, para hacernos crecer, con todas las dificultades del camino, incluso
con todos los pecados, pero siempre con esperanza. El Espíritu Santo es
precisamente el depósito de esa levadura que produce esperanza, alabanza y
alegría. (Homilía Santa Marta - 19 de octubre de 2018)
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