Miedo al fracaso, a las heridas del pasado, al futuro... ¿Sientes la presión de diferentes formas de miedo? La Biblia puede ayudarte a superarlos
He aquí ocho temores que pueden perseguir a todo
ser humano y las soluciones que la Biblia ofrece para combatirlos.
El miedo a
Dios
Si tienes miedo de no ser suficiente a los ojos de
Dios; miedo de no poder entrar en una relación profunda con Jesús; miedo de que
Dios se niegue a darte dones espirituales; o tienes miedo de que Dios no te
hable o no te escuche; o miedo de que Dios no te perdone, lee el Evangelio de
San Juan :
«Amor y temor, en efecto, son incompatibles; el
auténtico amor elimina el temor, ya que el temor está en relación con el
castigo, y el que teme es que aún no ha aprendido a amar perfectamente» (1 Jn
4,18).
Miedo a la
gente
Si tienes miedo a la mirada y a la opinión de los
demás; miedo a ser rechazado por tus familiares; miedo a las autoridades; o
miedo a la inferioridad; o miedo a la confrontación; e incluso miedo al
fracaso, abre el libro del profeta Isaías:
«¡Escuchadme, vosotros que conocéis lo que es
recto; pueblo que lleva mi ley en su corazón: No temáis el reproche de los
hombres, ni os desalentéis por sus insultos» (Is 51, 7).
Miedo a la
inseguridad
Si has tenido miedo de no entender la voluntad de
Dios y no responder a su llamada. O tienes miedo de comprometerte; miedo de dar
dinero para el servicio de Dios; miedo de que Dios te pida demasiado; o tienes
miedo de rezar en voz alta en un lugar público; encontrarás la respuesta en
Deuteronomio :
«Noche y día vivirás en constante zozobra,
lleno de terror y nunca seguro de tu vida. Debido a las visiones que tendrás y
al terror que se apoderará de ti, dirás en la mañana: ‘¡Ojalá fuera de noche!’,
y en la noche: ‘¡Ojalá fuera de día!'» (Dt 28,66-67).
Miedo a
vivir según el Evangelio
¿Tienes miedo a la persecución? ¿Tienes miedo de
pagar el precio de seguir a Jesús? ¿Miedo a la acción del Espíritu Santo o
miedo a la guerra espiritual? ¿Quizás es el miedo a la realidad de los demonios
lo que te persigue?
¿O tienes miedo del sacramento de la
reconciliación o de prepararte para recibir al Señor en la Eucaristía? ¿Temes
que las promesas de Dios no se cumplan? Lee el Salmo 23:
«Aun si voy por valles tenebrosos, no temo
peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta» (Sal
23,4).
Miedo al
fracaso
Si tienes miedo de volver a caer en tus pecados o
tentaciones; si tienes miedo de no casarte nunca o, por el contrario, de vivir
una crisis matrimonial y divorciarte; o si tienes miedo de que tus hijos no
tengan éxito; si tienes miedo de fracasar profesionalmente; si tienes miedo de
decepcionar a tus padres o a los demás; encontrarás una respuesta en Isaías:
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no
te angusties, porque yo soy tu Dios.Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré
con mi diestra victoriosa… yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano
derecha; yo soy quien te dice “No temas, yo te ayudaré” (Is 41,10-13).
Miedo a los
acontecimientos
¿Miedo al conflicto o a recibir malas noticias? ¿O
tienes miedo a los tiempos difíciles o a que un miembro de tu familia resulte
herido o muerto? ¿Tienes miedo de que tu situación financiera empeore y ocurra
lo peor? Lee el Salmo 112:
El justo será siempre recordado; ciertamente
nunca fracasará. No temerá recibir malas noticias; su corazón estará firme,
confiado en el Señor. Su corazón estará seguro, no tendrá temor, y al final
verá derrotados a sus adversarios (Sal 112,6-8).
El miedo a
nuestro pasado
¿Te persigue tu pasado? ¿Tienes miedo de confesar
tus pecados pasados?; ¿tienes miedo de avergonzarte de tu pasado o de que éste
impida la obra de Dios en tu vida?; ¿o tienes miedo de que Dios te castigue por
lo que hiciste hace años…? Abre el capítulo 54 del libro de Isaías:
«No temas, porque no serás avergonzada. No te
turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no
recordarás más el oprobio de tu viudez» (Is 54,4).
Miedo al
futuro
Si lo que te da sudores fríos es tu futuro (miedo
a la soledad, a la desesperación, a la muerte, a la enfermedad, a la muerte de
un ser querido, a perderte algo…), lee el libro de los Proverbios:
«Al acostarte, no tendrás temor alguno; te
acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la
desgracia que sobreviene a los impíos. Porque el Señor estará siempre a tu lado
y te librará de caer en la trampa» (Pr 3,24-26).
Fuente: Edifa