El 33º viaje internacional del Papa Francisco. Iraq queda para siempre en el corazón del Pontífice
La visita del
Papa a Iraq terminó hoy bajo el lema evangélico "Todos son hermanos".
Fue una visita histórica, la primera de un Pontífice en el país del Golfo y en
un país de mayoría chiíta, que comenzó el pasado 5 de marzo, una peregrinación
largamente deseada para abrazar a un pueblo que ha sufrido tanto pero que
también ha desarrollado un gran deseo de redención y de un futuro de paz. La
despedida de la Nunciatura Apostólica esta mañana, y luego el traslado en coche
al aeropuerto internacional de Bagdad, donde el Pontífice llegó hacia las 9.20
horas, según el horario previsto, 7.20 horas en Italia y despegue a las 7.54
horas.
En el avión
como es habitual, está prevista la conferencia de prensa, entre el Pontífice y
los periodistas que cubrieron el 33 viaje apostólico.
Quedaron
fijadas para siempre en los corazones de los iraquíes, las últimas palabras de
saludo del Papa, pronunciadas ayer tras la misa en Erbil en el estadio Hariri:
"¡Salam, salam, salam! Que Dios los bendiga a todos. Que Dios bendiga a
Iraq. Este país", volvió a decir el Papa, "permanecerá siempre en mi
corazón. El encuentro con el gran ayatolá al Sistani en Nayaf, la oración
contra la guerra en Mosul, antiguo bastión del Is; el abrazo a los cristianos
de la llanura de Nínive, a quienes el Papa animó a no rendirse, a perdonar y a
no perder nunca la esperanza. "En estos días -dijo ayer Francisco- he
escuchado voces de dolor y angustia, pero también he escuchado voces de
esperanza y consuelo. El terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra:
"Quien sigue los caminos de Dios no puede estar contra alguien, sino a
favor de todos".
Apenas partió
el avión de Bagdad, el Santo Padre envió al presidente iraquí un telegrama en
el que le expresó su profunda gratitud al presidente y al pueblo iraquí, por la
“cálida acogida y la generosa hospitalidad que le dispensaron durante su
estancia”. “Con fervientes buenos deseos y oraciones por la paz, la unidad y la
prosperidad de la Nación, Francisco, en su telegrama invocó sobre todos, las
bendiciones del Dios Altísimo”.
Massimiliano
Menichetti - Bagdad (Iraq)
Vatican News