22 – Marzo. Lunes de la V semana
de Cuaresma
Evangelio según Juan 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró
al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo
el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y,
colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué
dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más
viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha
condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Y así, Jesús le abre un nuevo
camino, creado por la misericordia, un camino que requiere su compromiso de no
pecar más. Es una invitación válida para cada uno de nosotros: cuando Jesús nos
perdona, nos abre siempre un nuevo camino para que avancemos. En este tiempo de
Cuaresma, estamos llamados a reconocernos como pecadores y a pedir perdón a
Dios. Y el perdón, a su vez, al reconciliarnos y darnos paz, nos hace comenzar
una historia renovada. Toda conversión verdadera está encaminada a un futuro
nuevo, a una vida nueva, a una vida hermosa, a una vida libre de pecado, a una
vida generosa. No temamos pedir perdón a Jesús porque Él nos abre la puerta a
esta vida nueva. ÁNGELUS V Domingo de Cuaresma, 7 de abril de 2019
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