¿Cómo vivir mi fe en estas circunstancias? sabía que la fe sin obras, está muerta. Era el momento de actuar
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| Liudmyla Guniavaia | Shutterstock |
Leí estas palabras en la santa Biblia que me ayudaron mucho: “¿Quién de
ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo a su estatura? Si ustedes
no tienen poder sobre cosas tan pequeñas, ¿cómo van a preocuparse por las
demás?” (Luca 12, 25)
A pesar que nos llenaron de miedos, vi
muchos gestos de empatía, actos maravillosos en los que cada cual compartía lo
que sabía hacer. Músicos que desde sus balcones tocaban sus instrumentos para
acompañar a los que se sentían solos, incluso me llegó un video de un Bingo
comunitario en una pequeña urbanización de edificios. Desde los balcones
cantaban los números. Supe de sacerdotes que fueron a visitar a los enfermos
exponiéndose a la enfermedad. Médicos, enfermeras, que no abandonaron a sus
pacientes. Fueron momento extraordinarios de gran humanidad y amor por el
prójimo.
La solidaridad se hizo presente y el mundo
cambió.
La vacuna empieza a estar disponible y lentamente se aplica.
Mientras, ¿qué puedes hacer? Lo primero es amar. Debes amar. A todos.
Cuantos ancianos se sientes en una
profunda y espantosa soledad. Acompáñalos como puedas. Que sientan tu presencia
y cariño.
Reza mucho. Estos son tiempos de santidad y oración. Debemos rezar
por todos aquellos que enfrentan la Pandemia, los médicos, enfermeras, también
los enfermos, los moribundos y las almas de los que han partido. Nunca antes el
mundo estuvo tan necesitado de oración como ahora, pues una gran
incredulidad se apodera del mundo.
Amable lector, cuídate, y cuida tu
alma. Ama y deja que Dios se haga presente en tu vida y
lo transforme todo a tu alrededor. Sé un reflejo en el mundo, del amor inmenso
de Dios.
Claudio de Castro
Fuente: Aleteia






