11 – Abril. II Domingo de Pascua:
Fiesta de la "Divina Misericordia"
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Al anochecer del día de la
resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los
discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les
dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: “La paz
esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”.
Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu
Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que
no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
Tomás, uno de los Doce, a quien
llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros
discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo
en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los
clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.
Otros muchos signos hizo Jesús en
presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se
escribieron éstas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
COMENTARIO
D. Salvador Aguilera López,
presbítero de la Archidiócesis de Toledo, ofrece el comentario al Evangelio
según san Juan 20, 19-31, correspondiente al II Domingo de Pascua, Fiesta de la
Divina Misericordia.
Por D. Salvador Aguilera López
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