Una fiesta deseada por el propio Jesús
Santuario de la Divina Misericordia, Iglesia: Santo Spirito en Sassia, Roma |
"Soy muy consciente de que
mi misión no terminará con mi muerte, sino que comenzará". Estas palabras
escritas en el Diario de Sor Faustina Kowalska son verdaderamente proféticas a
la luz de los acontecimientos que siguieron al "nacimiento en el
cielo" de esta humilde religiosa, a la que Jesús se manifestó con
visiones, revelaciones, los estigmas ocultos, obteniendo la unión mística con
Dios, el don de discernimiento de los corazones y la profecía. También
experimentó las dolorosas experiencias místicas de la "noche oscura del
alma".
Una fiesta deseada por el propio
Jesús
Un mensaje tan importante que
hace 21 años, el 30 de abril de 2000, día en que canonizó a Sor Faustina, San
Juan Pablo II instituyó el Domingo de la Divina Misericordia, que se celebra el
segundo domingo de Pascua, el "domingo in albis". Fue el mismo Jesús
quien había expresado el deseo de que hubiera una Fiesta de la Misericordia:
"Quiero que la imagen, que pintarás con tu pincel, sea solemnemente
bendecida el primer domingo después de Pascua; este domingo debe ser la Fiesta
de la Misericordia", le dijo Jesús, según relata Sor Faustina en su
Diario.
En este domingo tan especial, el
Papa Francisco vuelve, como el año pasado, a celebrar una misa en privado -a
las 10:30 horas de mañana, en cumplimiento de la normativa anti- COVID- en la
Iglesia "Santo Spirito in Sassia". Al final de la Eucaristía, el
Santo Padre rezará el Regina Coeli desde el Santuario.
A Francisco se le espera
"con inquietud y alegría", afirma entrevistado por Vatican News el
rector del Santuario de la Divina Misericordia, monseñor Jozef Bart, recordando
el 90° aniversario de la revelación de la imagen de Jesús Misericordioso, que
cae precisamente en 2021. El Papa lo recordó en el Ángelus del 21 de febrero de
este año y al día siguiente envió también un mensaje al obispo de Plock. Por
otro lado, el año pasado se celebró el 20º aniversario de la canonización de
Santa Faustina y la instauración de la Fiesta de la Divina Misericordia.
Fue el 22 de febrero de 1931
cuando el Señor se manifestó a la religiosa polaca que escribió en su Diario:
"Jesús me dijo: Pinta un cuadro según el modelo que ves, con las palabras:
Jesús, confío en Ti. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y
luego en todo el mundo". La primera imagen de Jesús Misericordioso fue
pintada en Vilna bajo la dirección de la propia Sor Faustina. La imagen más
conocida se conserva en el Santuario de la Divina Misericordia de
Cracovia-Łagiewniki. Fue creado según las instrucciones del guía espiritual del
Apóstol de la Divina Misericordia, el padre Józef Andrasz.
"Faustina no trae un mensaje
nuevo, porque el mensaje de la Misericordia no es otro que el Evangelio de
Jesucristo resucitado, pero trae esta nueva luz para la Iglesia, para los
creyentes y los no creyentes", reafirma monseñor Bart. Recordando la
profunda experiencia que la monja polaca vive con el Señor en la dimensión de
su Misericordia, el prelado subraya las peticiones que Jesús le dirigió:
"que la Misericordia se celebre en la Iglesia y se practique y que la
Fiesta de la Misericordia se celebre el domingo siguiente a la Pascua porque
ese mismo día "estalla la abundancia de los frutos que brotan de la
Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, y este fruto es la Misericordia".
Un día en el que -subraya el padre Bart- las gracias fluyen sobre toda la
humanidad".
La Divina Misericordia está
renovando el mundo, dice de nuevo, recordando las palabras pronunciadas por el
Papa Francisco en el Santuario el año pasado. San Juan Pablo II, comentando el
icono de Jesús Misericordioso, dijo también que de esta imagen podemos aprender
un nuevo estilo de vivir y compartir.
La misericordia: una vacuna
contra el virus del egoísmo
Monseñor Bart constata, por
tanto, cómo "este creciente culto a la Misericordia de Dios en sus
diversas dimensiones, ayuda verdaderamente a los afectados por la pandemia,
pero es también como una vacuna contra el virus del egoísmo que podría destruir
la civilización del amor". Señalando también la concreción de la
Misericordia, se detiene en la conexión de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y
el Papa Francisco en el signo de la Misericordia.
El Papa Wojtyla hizo de su
Pontificado la imagen de la Divina Misericordia, Benedicto XVI afirmó que las
palabras "Jesús, en ti confío" resumen nuestra fe cristiana, que es
la fe en la omnipotencia del amor misericordioso de Dios; mientras que el Papa
Francisco, artífice del Año Santo de la Misericordia, ha abierto las puertas de
este don a toda la humanidad. Un signo que recuerda las palabras de Juan Pablo
II expresadas el 17 de agosto de 2002, cuando deseaba que la Misericordia de
Dios llegara a todos los habitantes del planeta.
Debora Donnini - Ciudad del
Vaticano
Vatican News