Grandi destacó la difícil labor de dialogar con un mundo indiferente a las peticiones de los más pobres y vulnerables
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Refugiados sirios. (AFP of licensors) |
La
inmigración, las guerras, el hambre, la pobreza y las pandemias son las
emergencias que desde hace años provocan movimientos de poblaciones
considerables hacia los países más ricos. Estas y otras cuestiones han sido
abordadas en la audiencia del Papa Francisco con el Alto Comisionado del ACNUR,
Filippo Grandi.
Nunca como en los últimos años la
actividad del ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados, organismo fundado en diciembre de 1950, ha resultado tan esencial
como en los últimos años para hacer frente a emergencias como la inmigración,
la organización de campos para quienes huyen de la guerra, el hambre y las
persecuciones de todo tipo. Hoy el Alto Comisionado del organismo de la ONU,
Filippo Grandi, fue recibido en audiencia por el Papa Francisco. En los
micrófonos de Radio Vaticano-Vatican News, Grandi destacó la difícil labor de
dialogar con un mundo indiferente a las peticiones de los más pobres y
vulnerables.
R. - En primer lugar, este
difícil contexto internacional, en el que los grupos más vulnerables, aquellos
de los que nos ocupamos -refugiados, desplazados- están especialmente
expuestos, sobre todo a las consecuencias económicas de la pandemia. Luego, el
contexto político también, que sigue siendo muy difícil para estas personas,
también porque se ha politizado mucho, y la acogida, que debería ser un gesto
humanitario, como nos recuerda precisamente el Papa Francisco, se ha convertido
muchas veces en un tema de debate político. Pero también situaciones concretas:
hablamos de Centroamérica, Sudamérica, especialmente del éxodo de venezolanos,
Líbano: un país en profunda crisis. Y también de Europa y de la necesidad de
que Europa se dote cuanto antes de un instrumento común de acogida,
identificación de refugiados, integración, etc. Y debo decir que hay plena
identidad de opiniones entre el Santo Padre y nosotros en estos temas.
¿Quiénes son los refugiados hoy
en día? ¿Qué historias, incluso dramáticas, traen consigo?
R. - Son, según la
definición histórica, personas que huyen de la violencia, la discriminación y
la persecución. Y cada vez más, como ha recordado el Papa esta mañana,
conflictos y guerras que parecen multiplicarse y no resolverse nunca. Y estos
éxodos, estos exilios, se mezclan con otras situaciones: de pobreza, de cambio
climático, de pandemias actuales. Se trata, pues, de flujos de población muy
complejos y difíciles de gestionar para los gobiernos; pero sin una buena
gestión, no sólo crean tensiones con las comunidades locales, que hay que
resolver, sino que, sobre todo, dejan a estas personas en situaciones
"suspendidas", muy duras desde el punto de vista humano y
humanitario.
A veces es difícil dialogar con
un mundo que suele hacer oídos sordos a las peticiones de los más pobres, los
más vulnerables...
R. - Un mundo sordo, un
mundo indiferente, un mundo distraído por muchos otros problemas, y la pandemia
es por desgracia una distracción muy real. Pero también un mundo en el que
desgraciadamente hay quienes gritan demasiado y utilizan el sufrimiento de
estas personas para ganar votos, ganar elecciones y tener más poder. Y esto es
lo que molesta y esto es lo que tenemos que contrarrestar precisamente el
mensaje del Papa Francisco: el mensaje de solidaridad, de humanidad, el mensaje
de fraternidad que constantemente trata de difundir en todos los países del
mundo.
Los Refugiados: personas que
ciertamente buscan un futuro mejor, pero que a menudo se ven obligadas a
permanecer en lugares de recogida en condiciones muy difíciles. Una de ellas es
la isla de Lesbos, donde hace cinco años el Papa Francisco fue...
R. - Ciertamente, porque hoy
en día estos flujos humanos no sólo son una forma de que estas personas salgan
de situaciones desesperadas, sino que desgraciadamente pasan por otros países
que también están en situaciones desesperadas, o por contextos en los que estas
personas no encuentran la protección, la estabilidad y la acogida que deberían
encontrar. No es sólo la isla de Lesbos... Piense en Libia, que también es un
país de tránsito. Pensemos en la ruta de los Balcanes -hablamos de ella con el
Papa Francisco- que hoy en Italia vuelve a ser una fuente de llegadas y
movimientos complicados. Así que, por desgracia, en un mundo en el que todos
nos hemos vuelto más móviles, incluidos los refugiados y los migrantes, esta
movilidad, que a menudo es aprovechada por los delincuentes y los traficantes,
puede poner personas que huyen en otras situaciones peligrosas.
El Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados es un organismo creado en 1950. Esta
agencia de la ONU ha recibido dos premios Nobel de la Paz, en 1954 y 1981.
¿Significa esto que durante más de 70 años el trabajo de Acnur ha sido esencial?
R. - Y pensar que el Alto
Comisionado se fundó en 1950 para durar tres años. Y después de más de 70 años
seguimos siendo, por desgracia -insisto en la palabra "por
desgracia"-, necesarios. Entre otras cosas, este año 2021 se cumple el 70º
aniversario de la Convención sobre los Derechos de los Refugiados: un documento
que, a pesar de su edad, que ya empieza a ser avanzada, sigue siendo de gran
relevancia.
Giancarlo La Vella - Ciudad del
Vaticano
Vatican News