Conocemos la iglesia de María Magdalena y la cruz milagrosa de san Camilo. Cercana al Panteón y a Plaza Navona
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María Paola Daud | Aleteia |
Fue construida sobre cuna capilla
antigua del siglo XIV. Dos siglos después fue confiada a san Camilo de Lelis
junto al hospital adyacente.
Una joya poco conocida
Su fachada dio mucho que hablar
en su época, debido al estilo rococó que era considerado poco místico, por lo
tanto inadecuado para una iglesia.
En ella se puede ver cuatro
nichos con las estatuas de: santa María Magdalena, santa Marta, san Camilo de
Lelis y san Felipe Neri.
Los romanos la llamaban “iglesia
de azúcar”, porque decían que se parecía a las decoraciones de una torta.
Sin embargo esta “pequeña”
iglesia es una joya que pasa desapercibida para paseantes y turistas, que
transitan por allí para ver el Panteón o Plaza Navona.
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Órgano |
En su interior podemor ver la
estructura de gran belleza tanto arquitectónica como artística. También obras
de importantes pintores y escultores. Hay tesoros muy significativos para la fe
del cristiano.
La iglesia guarda celosamente el
importante crucifijo milagroso del cual Cristo abrazó a san Camilo en un
momento de desazón y le dijo: “No tengas miedo, continúa, ¡porque este no es tu
trabajo, sino el mío!”.
Y así lo hizo a lo largo de su
vida. Camilo dirigió sus oraciones a Cristo crucificado, y también les confió a
los enfermos.
La segunda capillita a la derecha
conserva una imagen de la Virgen de la Salud del siglo XVI que fue del Papa Pío
V.
Es muy venerada una estatua de
madera que representa a santa María Magdalena, que recuerda un milagro con la
inundación a causa del desborde del Tíber en el año 1598.
La estatua fue vista flotando de
pie dentro de la iglesia hasta detenerse en el altar, señal que fue
interpretada como divina.
Las reliquias de san Camilo
Gran parte de la iglesia hace
referencia a la vida de san Camilo de Lelis y una de las capillas está
reservada para acoger sus reliquias.
La monumental urna que contiene
sus restos fue diseñada y construida por el artista contemporáneo Alessandro
Romano y colocada allí el 6 de julio de 2013, exactamente un año antes del
cuarto centenario de la muerte del santo.
Hasta finales del año 1800, los
romanos el día que se recordaba la muerte del santo, acudían a la iglesia para
recibir el agua bendita especial que contenía una pequeñísima cantidad de polvo
de la tumba del santo, esta agua bendita era un remedio para cualquier
enfermedad.
Maria Paola Daud
Fuente: Aleteia