El secretario general de la Conferencia Episcopal advierte de que este paso adelante supone entender «la sociedad como suma de individuos» y no «como familia de familias», tal y como promulga la Iglesia católica
El
secretario general de la Conferencia Episcopal Española y obispo auxiliar de
Valladolid, Luis Argüello, se ha pronunciado en Twitter respecto a la
decisión del Gobierno de hacer efectiva la supresión del Libro de Familia
en su versión física. Para Argüello, no es «un cambio burocrático» más, sino
«síntoma y símbolo de la falta de reconocimiento institucional de la familia».
Tal y como recoge la Ley
20/2011, sacada adelante durante el último mandato del José Luis Rodríguez
Zapatero, «la Ley suprime el tradicional sistema de división del Registro Civil
en Secciones -nacimientos, matrimonios, defunciones, tutelas y representaciones
legales- y crea un registro individual para cada persona a la que desde la
primera inscripción que se practique se le asigna un código personal».
Las motivaciones subyacentes en
el texto normativo quedan de manifiesto en el segundo párrafo del punto V del
preámbulo: «Con el fin de avanzar en la igualdad de género se
prescinde de la histórica prevalencia del apellido paterno frente al materno
permitiendo que ambos progenitores sean los que decidan el orden de los
apellidos. Igualmente se sistematiza y agiliza el procedimiento de cambio de
nombres y apellidos y se somete, como regla general, a la competencia del
Encargado del Registro Civil. En cuanto a la filiación, se elimina toda
referencia a la no matrimonial, con plena equiparación a la matrimonial».
En el artículo 44 del capítulo
primero del título VI, se pueden apreciar las nuevas fórmulas de identificación
de lo que es una familia en este texto jurídico.
Fuente: Revista Ecclesia