El equipo más inclusivo del
mundo: inmigrantes, guardias suizos, artistas, hombres y mujeres entre 19 y 65
años... y hasta un obispo y un nuncio apostólico
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Vatican Media |
En
el estado más pequeño del mundo emerge con fuerza la primera -y hasta el
momento única- asociación deportiva formada dentro de las murallas leoninas.
Fundada en 2018, la Athletica
Vaticana está compuesta por más de cien miembros y defiende un mensaje que
no sólo se centra en correr sino también en la promoción de iniciativas
espirituales, solidarias y culturales. Un vuelo hacia la eternidad en el
Vaticano.
Un equipo con alma inclusiva:
desde migrantes africanos hasta miembros de la Guardia Suiza, pasando por
funcionarios de la Posta, restauradoras de obras de arte de Rafael o
farmacéuticos. Hombres y mujeres desde 19 hasta 65 años.
También Profesores de la
Biblioteca Apostólica Vaticana, sacerdotes, y además un Nuncio Apostólico
(Charles John Brown) y un Obispo (Jean Paul Vesco).
Mucho más que deporte
Todos bajo la atenta mirada,
según los estatutos, de dos líderes espirituales que guían el camino e indican
la travesía correcta: Monseñor Andrea Palmieri -Sub Secretario del Pontificio
Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos- y Don Giovanni
Buontempo, Oficial del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
Por encima de todos, ellos se
erigen como encargados de tender los puentes necesarios mediante la
organización de una Santa Misa; especialmente en las previas de las maratones
de Roma, Florencia, Venecia, Valencia y Nueva York.
«Lo más bonito de todo es que
la Athletica Vaticana nació espontáneamente en la calle. Dependientes
del Estado Vaticano, algunos, se reunían antes de trabajar en Via della
Conciliazione para correr. Es importante saber que, aunque hay otras realidades
deportivas como el criquet, el fútbol…, el atletismo es aquí el único
reconocido oficialmente por la Santa Sede», explica su presidente Giampaolo
Mattei.
Un musulmán en el equipo
Remarca rápidamente que el gran
objetivo es algo tan grande como practicar deporte en compañía. «Como dice el
Papa, fomentar la comunidad y dejar un testimonio. A través del ejercicio, nos
dijo, cuando se reunió con nosotros, hay que apostar por la solidaridad y la
inclusión», apostilla.
De hecho no todos son
dependientes del pequeño estado, ya que hay una niña pequeña de doce años y en
silla de ruedas que también corre con ellos. Se llama Sara y es un ángel.
«Por no hablar de los dos
migrantes, de los cuales uno es musulmán», sentencia Mattei, periodista
del Osservatore Romano, mientras otea al horizonte imaginando un mundo…
Un mundo, que no es poco.
«Ahora estamos retomando los
entrenamientos; después nos vamos a tomar una pizza». Hechos banales que hasta
hace algunas semanas sonaban a utopía. Pues eso.
Una carrera por la vida
«Más allá del éxito deportivo, lo
que me llamó la atención de este equipo son los valores que siempre predica el
Santo Padre. Es decir, la atención por los aspectos humanos de la convivencia,
la atención por los discriminados, por los que tienen algún tipo de problema
físico o psicológico. Nuestra idea de equipo es que no hay distinción de
etnias, religión, cultura o lengua», subraya con vehemencia el profesor Paul
Gabriele Weston desde su púlpito como docente.
Son precisamente los potentes
asteriscos de este mensaje quienes hacen más grande a un grupo ideado por
Mattei y el español Melchor Sánchez, Sub Secretario del Consejo Pontifico de
Cultura.
Juntos, de hecho, lideran un
proyecto que tenía previsto organizar en Castel Porziano un meeting de
atletismo a nivel mundial: Run Together. Contaba con la presencia de
importantes atletas de muchos países, pero también con gente que estaba en la
cárcel, personas con algún problema psíquico…
«Lo haremos en septiembre si lo
permite esta vez la pandemia», aclara Mattei, quien descarta rotundamente una
maravillosa idea homérica que tenía en mente su colega Melchor.
Sólo correr
«Los Juegos Olímpicos de momento
no. Nuestra realidad es más pequeña, quizás dentro de una competición europea
de pequeños estados de Europa, junto a San Marino, Montenegro o Macedonia».
Quizás… Sólo el tiempo y el sino
decidirán cuál es la realidad y la meta de esta pequeña y a la vez gigante
historia deportiva, de superación y gloria. La de un grupo hermanado que no
quiere competir sino simplemente correr. Exacto. La poética de correr.
¡Pero voy adelante contigo!
Julio Ocampo
Fuente: Aleteia