Ninguna ruptura es más difícil de atravesar que la que ocurre unos meses o semanas antes de la boda. ¿Cómo te enfrentas a eso?
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Andrei Kobylko | Shutterstock |
¿Tu
prometido(a) te ha dejado sin dar ninguna explicación concreta? Asombro es la
palabra que caracteriza lo que se siente cuando se ve el inesperado giro de la
misma persona que parecía querer unir su vida a la tuya.
La tentación es entrar primero en
la negación. Pero debes reconocer que su decisión es definitiva. Y entonces
llega la angustia, con esta dolorosa sensación de inutilidad, y este
sentimiento de que tu vida ya no tiene sentido.
Entonces, ¿cómo superas este
dolor?
El amor florece sólo en la verdad y la libertad…
En primer lugar, duerme bien,
para recuperar tus fuerzas. Por otro lado, es esencial entender que aunque el
amor de otra persona puede hacernos sentir valiosos, no significa que si ya no
nos ama no valemos nada.
Por encima de todo, hay que vivir
el proceso del duelo. Y esto requiere que dejemos de esperar el regreso de
nuestro ser querido.
Por supuesto, cualquier ruptura
causa sufrimiento. Pero posiblemente era necesario. Tal vez la persona que fue
tu prometido(a) haya llegado a la conclusión de que, a pesar de quererte,
casarse ya no le parecía posible.
Es posible que hayan existido
razones graves como para justificar su gesto (no sabes, tampoco, si sufre tanto
como tú). No tienes que sentirte responsable, y mucho menos culpable. Sin duda,
tu prometido/a torpe, incluso poco delicado, contigo.
Pero básicamente, no puedes
culparlo por querer terminar tu relación, que a sus ojos no podría ir más allá.
El amor florece sólo en la verdad y la libertad.
Puedes amar dos veces, y la
segunda mejor que la primera…
Hoy en día, comprendemos
claramente que un fracaso no sólo puede ser superado, sino que se convierte en
una oportunidad para una mayor madurez. Nos permite descubrir qué es y qué no
es el amor auténtico.
También nos enseña que no
«poseemos» al otro, y que el amor no es dependencia. Incluso después de una
ruptura dolorosa, es necesario recoger los hilos que el dolor ha roto, y seguir
viviendo.
Finalmente, no olvides que puedes
amar dos veces. Y la segunda vez mejor que la primera. Mientras tanto, sigues
siendo amado, por tus padres, tus amigos y sobre todo por Dios, y más aún
porque Él sabe que estás sufriendo.
Denis Sonet
Fuente: Edifa