Debido a esta técnica hay hermanos que se casan por error o miles de embriones congelados
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| En tan solo un año, más de 340.000 embriones fueron congelados o asesinados en España y Estados Unidos por la fecundación in vitro. |
De
los casi 150.000 ciclos de fecundación in vitro (FIV) realizados en España en
2018, tan solo 37.094, nacieron gracias a estos tratamientos. El mismo año, en
Estados Unidos, se practicaron 306.197 ciclos de reproducción asistida, de los
cuales solo 73.831 nacieron vivos. Entre ambos países, en 2018 fueron congelados o asesinados –desechados– 344.609 embriones, en
un proceso extremadamente agresivo que describe aquí Agustín Losada.
Una industria eugenésica y contraria a la vida
Sin embargo, no son
pocos los que consideran que la industria de la fertilidad es un
vehículo próvida para fomentar la natalidad, cuando realmente es
“inquietantemente propensa a las prácticas eugenésicas y contrarias a la vida”.
El mismo año, Religión en Libertad informó de por qué “la
mayoría de estas técnicas son éticamente injustas e inmorales”, salvando
excepciones como la naprotecnología o el
reconocimiento natural de la fertilidad, éticamente correctas y aceptadas por
la Iglesia.
Nancy
Flanders ha contribuido detalladamente a esta propuesta, profundizando en
cómo, lejos de contribuir a la vida, las técnicas de Fecundación in Vitro no son más que “una industria eugenésica rentable. Cuando las parejas comienzan el proceso de FIV, es probable
que no estén pensando en todos los niños que crearán y que serán destruidos en
el laboratorio o que se perderán por un aborto
espontáneo”, escribe en Live Action.
“Más del 25% de las
mujeres que se someten a ciclos de FIV tienen un aborto espontáneo en
su primera sesión completa. Es una pérdida desgarradora de sufrir, pero antes
de que el embrión se transfiera al útero de su madre, es probable que haya
perdido a sus hermanos”.
Superar la nota de corte para nacer: el examen genético previo
Las prácticas
eugenésicas y de descarte de los “no aptos” para la vida comienza,
en la Fecundación in Vitro, en los momentos previos a la implantación del
embrión, mediante el examen genético previo o preimplantation
genetic screening (PSG).
Mediante este examen, “los
embriones se pueden analizar para comprobar si tienen alguna afección
como el Síndrome de Down o la Fibrosis Quística y ser posteriormente
desechados, incluso aunque no tengan más afecciones”.
Flanders advierte que
muchas parejas han firmado contratos con clínicas de fertilidad permitiendo
la destrucción automática de los embriones que no superen la “nota de
corte” al ser diagnosticados como aneuploides. Son portadores de
células con un número anormal de cromosomas y “genéticamente rebeldes” que
causan desde fibrosis quística o síndrome de Down hasta cáncer y metástasis.
Miles de muertos por diagnósticos erróneos
El destino de casi todos
estos embriones suele ser su pérdida, ya sea por la imposibilidad de su
implantación o bien porque estos son “desechados” en las propias
clínicas y tratamientos, incluso bajo una elevada posibilidad de error.
De hecho, el médico de
Fiv Norbert Gleicher, fundador del Centro de Reproducción Humana, asegura que
el examen genético previo ha diagnosticado erróneamente muchos embriones sanos.
“13.000 mujeres al año han perdido la oportunidad de tener un hijo porque
sus embriones, que realmente eran normales, fueron destruidos”, cuenta
Flanders. “Con múltiples embriones creados para cada mujer, son cientos de
miles los que son destruidos por no ser catalogados como viables cuando lo
podían haber sido perfectamente”.
Tras la promesa de un hijo se asesinan a cientos
Por ello, Flanders
advierte de que herramientas como el diagnóstico genético previo a la
implantación “no se emplea en parejas para ayudar a su fertilidad”, sino
a parejas fértiles que quieren descartar la posibilidad de tener un
hijo enfermo de, por ejemplo, fibrosis quística.
Cuando la pareja
descubre que son portadores de esta afección, se les recomienda evitar la
reproducción natural y optar por la FIV con este diagnóstico, “en una
misión de búsqueda y destrucción para asegurarse de no dar a luz a un niño con
esa condición genética”.
Los sanos deciden quien vive y quien muere
Sus embriones se
crearían en el laboratorio, donde se analizarían en búsqueda de afecciones. Al
detectarlas, “la pareja podría donar ese embrión a la investigación científica
o destruirlo. Solo los embriones sanos se considerarían dignos de ser
transferidos. Aunque lo consideran algo compasivo, en realidad es la eugenesia
moderna. Es la eliminación de los considerados “no aptos". "Las
personas sanas deciden que es mejor que otras personas no nazcan”.
“Muchos padres eligen
tener hijos de forma natural a pesar del riesgo de tener un segundo
hijo con la misma condición genética”. Es el caso de Mariana de Ugarte y su
marido, José Luis, que han tenido dos hijos seguidos con síndrome de
Down. “Son etiquetados como crueles y egoístas, pero la idea de que
la calidad de vida de una persona dependa de la salud futura es
discriminatoria, y a nadie se le puede garantizar una vida libre de
enfermedad”.
Hijos diseñados “a la carta” que se consideran cosas
En relación a la
eugenesia, Flanders destaca cómo “las parejas LGBT y hombres y mujeres solteros
recurren a la donación de óvulos y esperma para crear al hijo biológico
que desean. Para ello, buscan las descripciones de los donantes para
encontrar a la persona que tenga las características más deseables”.
Es el caso del London
Sperm Bank, que fue investigado en 2015 por prácticas eugenésicas y
prohibir el acceso a hombres con afecciones comunes, como la dislexia o el
TDAH.
Hermanos que se casan sin saberlo
“La mayoría de
solicitantes de esperma y óvulos son examinados de inmediato debido a factores
relacionados con la salud, la altura y antecedentes familiares”, según The Harvard
Crimson. “En California Cryptobank, solo el 1% de los solicitantes de
esperma son aceptados. Innumerables niños se crean a partir de su esperma
y caminan por las mismas calles que sus hermanos sin tener ni idea”.
Algunos de ellos, afirma
Flanders, “han llegado a casarse sin saberlo. La industria de la fertilidad
no es próvida, a pesar de lo que creen muchos próvida. Ha destruido
innumerables vidas, y otras tantas han sido marcadas emocionalmente por una
industria que dicta quién es digno de vivir y quien no”.
Fuente: ReL






