El manifiesto firmado se titula “Comprometidos en el alivio del sufrimiento y el cuidado de la vida”
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Imagen referencial. Crédito: Unsplash |
Ante la próxima entrada en vigor de la ley de
eutanasia en España el 25 de junio, las instituciones religiosas sanitarias
firmaron un manifiesto con el que destacaron la importancia del cuidado y el
alivio del sufrimiento en la recta final de la vida.
El manifiesto de posición en contra de la eutanasia
fue presentado hoy 23 de junio y firmado por la Orden de los Religiosos Camilos
en España, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Hospitales católicos de
Madrid, la conferencia Española de Religiosos (CONFER) y la Federación Nacional
LARES.
José Carlos Bermejo, delegado general de los
religiosos Camilos, manifestó su temor de que la ley de eutanasia “desmotive a
personas que necesitan cuidados para vivir dignamente y con sentido" y que
"intereses espurios" hagan que aumente la demanda de eutansia.
El Director del Departamento de Ética en San Juan de
Dios, José María Galán, también subrayó el compromiso que mantienen desde la
Orden de San Juan de Dios con la defensa de la vida y por eso aseguró que
siguen comprometidos “con la paliación del dolor y el sufrimiento humanos,
ofreciendo la aplicación eficaz de unos Cuidados Paliativos de gran calidad
que, a la vez, respeten la vida sin provocar la muerte”.
“Confiamos en que nuestra capacidad de acogida,
acompañamiento y cuidado de las personas en las fases finales de la vida
aliviarán su sufrimiento. Y nos hacemos
solidarios con ellas a través de nuestra Hospitalidad para ayudarles a afrontar
el último periodo de su vida que puede ser experimentado como el más difícil
vivir”; afirmó Galán.
El manifiesto firmado se titula “Comprometidos en el
alivio del sufrimiento y el cuidado de la vida” y con él los religiosos
dedicados a la atención médica destacan que “la vida es un bien y un valor
fundamental sobre el que se sustenta la persona, por lo que su respeto es imprescindible
para hacer posible una convivencia social en paz. Nadie está legitimado
moralmente a suprimir o provocar la muerte de un semejante”.
Y declararon que “acelerar la muerte ya sea por
acción o por omisión de tratamientos y cuidados debidos a cualquier persona al
final de su vida o en situación de grave discapacidad, nos parece un daño
irreparable que no estamos dispuestos a infringir a nadie”.
“Que facilitar una acción suicida o una actuación
homicida, aunque esta actuación sea solicitada y aceptada por el propio
interesado, es un error, porque supone un desprecio por la dignidad
humana, ya que suprime a la persona a manos de otras personas”, destacaron.
Por eso insistieron en la necesidad de ayudar “de un
modo proactivo, efectivo y comprometido a los enfermos a afrontar el impacto
que la enfermedad incurable o la discapacidad insuperable” y que “su vida
humana y la capacidad de vivirla felizmente, predomine y no quede anulada por
su estado de salud”.
Además aseguraron que en el final de la vida o ante
enfermedades incurables, “se debe prestar gran atención al respeto de la
voluntad del paciente (voluntades anticipadas de tratamiento), al respeto a la
vida del paciente y al acompañamiento al final de la existencia, a través de
programas como los cuidados paliativos o similares”.
Por Blanca Ruíz
Fuente: ACI Prensa