Gaby y Gabriel decidieron tener a su hija a pesar de las presiones de los médicos para que abortaran. Martina vivió solo 24 días, pero cambió la vida de su familia
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| Foto cedidas por Gaby Sandoval |
Martina nació el 31 de agosto de
2019. Un momento de mucha alegría, pero también de mucho dolor. «Lloramos
todos», recuerda Gaby. A partir de ese día, desplegaron todas sus energías para
cuidar a la niña. La joven solo quería aprovechar cada segundo con su bebé.
También el papá: «Es otra persona; siempre fue cariñoso, pero ahora es más
comprensivo, está más pendiente… Le dolió más su muerte porque se ilusionó más
con que viviera; aún le duele hablar de Martina». En esto, Gaby, aunque soñaba
con el milagro, siempre fue más realista.
Cuidados en casa
«Mi Martina falleció el 24 de
septiembre a las siete menos cuarto de la mañana». En los brazos de Gabriel,
porque Gaby estaba empezando a preparar a su hija mayor, Allison (11 años),
para ir al colegio. «Llevaba tres días muy malita», con muchas dificultades
para respirar. Los médicos de paliativos del Niño Jesús, que cada día acudían a
su casa, le habían suministrado un poquito de morfina para que no sufriera.
Antes de morir, la bebé recibió
una bendición por el rito evangélico, al que pertenecen los padres. «Ahora es
mi angelito que está en el cielo», sonríe Gaby. «Doy gracias a Dios porque me
permitió compartir ese tiempo con ella; aprendí mucho de Martina, me hizo más
fuerte y nos ha unido como familia». En casa, nadie olvida a la pequeña. Por
las noches, Allison le encarga a Dios que le dé «muchos besos de nuestra
parte», y de mayor quiere ser pediatra «para poder ayudar a niños que nazcan
como ella».
Begoña Aragoneses
Fuente: Alfa y Omega






