El Año Ignaciano comenzó ayer y terminará en Roma el 31 de julio de 2022. El tema elegido para este Jubileo es "Ver todas las cosas nuevas en Cristo”. Ocho caminos ignacianos para encontrar la verdadera libertad
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Patrick Mulemi, SJ |
La
fiesta de la conversión de san Ignacio es la oportunidad de preguntarse cuál ha
sido nuestra bala de cañón, y también el principio de las celebraciones
dedicadas al fundador de la Compañía de Jesús, que murió en Roma el 31 de julio
de 1556.
Con el primer Papa jesuita Sucesor de Pedro, se trata de una de
las celebraciones especiales presentes en la agenda eclesial de este año 2021.
Y también porque los jesuitas conmemoran el 500
aniversario de la conversión de Ignacio tras ser herido en
Pamplona el 20 de mayo de 1521.
Con este motivo se ha proclamado el Año Ignaciano, que se
clausurará en Roma el 31 de julio de 2022 en la iglesia madre de la Orden «Il
Gesú”, que fue la primera iglesia jesuita que se construyó en Roma.
El tema elegido para este Jubileo es «Ver todas las cosas nuevas
en Cristo».
La oportunidad de Ignacio
Ignacio de Loyola encontró la verdadera libertad cuando aprendió a
escuchar la voz de Dios. Fue un proceso que llevó mucho tiempo.
Ocurrió después de ser herido casi mortalmente en una batalla. Sus piernas
-y sus sueños para sí mismo- se hicieron añicos.
San Ignacio con su vida enseña que detrás de una crisis se esconde una
oportunidad.
El papa Francisco, jesuita, ha insistido en el discernimiento,
es decir distinguir entre el bien y el mal explorando los movimientos del
corazón y de los acontecimientos del día a día, incluidas las relaciones
interpersonales. Dice el Papa:
“El
discernimiento no
consiste en acertar siempre desde el principio, sino en navegar, en tener una
brújula para poder emprender el camino que tiene muchas curvas
y vueltas, pero dejarse
guiar siempre por el Espíritu Santo, que nos va conduciendo al encuentro con el
Señor”.
Verdadera libertad
Para san Ignacio la verdadera libertad consiste en ser libres de
sí mismos, en dejar espacio a Dios, para que esté en el centro
de nuestras decisiones en la vida.
El papa Francisco también quiso evocar el 20 de mayo -día de la
conversión y de la herida causada por un cañonazo en Pamplona al soldado
Iñigo- el significado de aquella llamada a cambiar de vida:
El
Obispo de Roma sugiere que todos los que se inspiren en la espiritualidad
ignaciana deben aprender a observar las “cosas aparentemente pequeñas”
que “pueden ser importantes”.
“Esa bala de cañón también significó que Ignacio fracasó en los
sueños que él tenía para su vida”.
Entonces invita en esta fiesta a perseguir el sueño de Dios para
cada uno:
“Ignacio no se
centraba en Ignacio. Se trataba de ayudar a las almas. Era un sueño de redención,
un sueño de salir al mundo entero, acompañado de Jesús, humilde y pobre”.
“En Pamplona, hace 500 años, todos los sueños mundanos de Ignacio
se hicieron añicos en un momento. La bala de cañón, que le hirió, cambió el
curso de su vida, y el curso del mundo”, destacó en el mensaje.
Así, invita a considerar que “Dios nos habla también a través de
nuestros hermanos”.
“Escuchemos a
los demás. Leamos en las situaciones. Seamos postes indicadores para los demás,
también nosotros mostrando el camino de Dios. La conversión se hace siempre en diálogo,
en diálogo con Dios, en diálogo con los demás, en diálogo con el mundo”.
¿Y cuál es tu momento bala de cañón? En la página oficial del aniversario hay
testimonios y preguntas abiertas:
¿Te ha sucedido alguna vez? ¿Cómo la has afrontado? ¿Te has
sentido decepcionado? ¿Amargado? ¿O te has animado a tomar nuevas direcciones y
a ncontrar nuevas esperanzas y fe… e incluso amor?
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia