El jesuita Paul-Fils Belotte fue testigo del terremoto y ahora trata de ayudar a las víctimas. «Se necesitan tiendas de campaña, pero también medicamentos, comida y agua»
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Alfa y Omega |
Paul-Fils Belotte S.J., director de Fe y Alegría Haití,
había ido aquella mañana a lavar el coche cuando, de pronto, vio salir una
mujer corriendo de una casa cercana:
—¿Qué pasa?
—Padre, la casa está temblando.
—¿Cómo que está temblando?
—Sí, y también los coches de su alrededor.
Efectivamente. Belotte dejó de mirar a aquella mujer a la
cara y fijó sus ojos en el claro balanceo de todos los vehículos que se
encontraba en las inmediaciones. «Entonces, me di cuenta de lo que estaba
pasando. Era un terremoto. Y me sentí completamente abatido», explica el
religioso en conversación con Alfa y Omega.
En esta ocasión, el terremotode 7,2 grados en la escala de
Richter y sucedido el 14 de agosto en la zona sur del país, ha dejado ya cerca
de 1.300 muertos y más de 5.000 heridos, aunque las labores de búsqueda
continúan y se espera que en las próximas horas sigan aumentando ambas cifras.
Estas labores se desarrollan contrarreloj. Al país se está
acercando la tormenta tropical Grace, que podría «generar inundaciones
repentinas» en zonas «urbanas» y también «deslizamientos de tierra del lunes al
martes», según el Centro Nacional de Huracanas de Estados Unidos.
El jesuita describe la situación como «trágica». Hay
«numerosos muertos» y quienes han sobrevivido, «muchos de ellos, están
durmiendo en la calle por miedo a las réplicas». El miedo no es infundado. «El
mismo sábado por la noche volvió a temblar el país hasta en dos ocasiones»,
asegura.
Ante esta situación, «se necesitan tiendas de campaña, pero
también medicamentos, comida y agua», detalla Paul, quien también pide
oraciones de los católicos españoles por la situación de Haití. En este
sentido, hay que recordar que el país es uno de los más pobres de América y que
«los hospitales están totalmente colapsados. No pueden acoger a tanta gente».
Dentro de la gravedad, Paul-Fils Belotte S.J. da «gracias a
Dios» porque «hasta el momento no hemos tenido que lamentar ninguna víctima»
entre los miembros de Fe y Alegría. «Tan solo hay daños ligeros en una de las
escuelas que atendemos en Jeremie», confirma.
Este trabajo está respaldado en parte por la entidad
caritativa de la iglesia de España, que ha movilizado una partida de 100.000
euros para apoyar la ayuda a los damnificados. Además, han lanzado una campaña
de solidaridad con Haití para canalizar la respuesta solidaria de los
donantes españoles.
José
Calderero de Aldecoa
Fuente: Alfa y Omega