El Papa en Budapest se muestra como un hombre vulnerable y fraterno ante los líderes cristianos y judíos: "Ya no tengo 15 años... Judíos y cristianos, desean ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo"
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Tiziana FABI / AFP |
El
papa Francisco condenó el antisemitismo ante representantes del Consejo Mundial
de Iglesias (cristianas) y algunas comunidades judías en Hungría este lunes, 12
de septiembre de 2021 en Budapest.
«Pienso en la amenaza del antisemitismo, que todavía serpentea en
Europa y en otros lugares. Es una mecha que hay que apagar y la mejor forma de
desactivarla es trabajar en positivo juntos, es promover la fraternidad».
El Pontífice, cuyo nombre evoca ser puente, indicó que el «Puente
nos sigue sirviendo de ejemplo, está sostenido por grandes cadenas, formadas
por muchos eslabones. Nosotros somos estos eslabones y cada eslabón es
fundamental, por eso no podemos seguir viviendo en la sospecha y en la
ignorancia, distantes y divididos».
El
Papa: Ya no tengo 15 años
El Papa, 84 años, demostró su cercanía y humor con sus «hermanos»
cristianos y judíos. Debido a su ciática y a la edad, tuvo que realizar su
discurso sentado. Así, espontáneamente expresó: «Perdónenme si hablé sentado,
pero ya no tengo 15 años… no tengo 15 años».
Educación contra el
antisemitismo y el odio
El papa Francisco invitó a educar para la fraternidad para apagar
la mecha del antisemitismo: «Cada vez que se ha tenido la tentación de absorber
al otro no se ha construido, sino que se ha destruido; lo mismo cuando se ha
querido marginarlo en un gueto, en vez de integrarlo. ¡Cuántas veces ha
ocurrido esto en la historia! Debemos estar atentos y rezar para que no se
repita. Y comprometernos a promover juntos una educación para la fraternidad,
para que los brotes de odio que quieren destruirla no prevalezcan.»
Hermanos
En su discurso, que hizo sentado el Papa dijo: «Los veo a ustedes,
hermanos en la fe de Abrahán nuestro padre. Aprecio mucho el compromiso que han
mostrado para derribar los muros de separación del pasado».
El Papa les llamó amigos, hermanos: «Ustedes, judíos y cristianos,
desean ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo; ya no un adversario,
sino un hermano. Este es el cambio de mirada bendecido por Dios, la conversión
que hace posibles nuevos comienzos, la purificación que renueva la vida».
Por su parte, Robert. Fröhlich, rabino de Hungría manifestó su
estima: «Sí, ya seamos judíos, ya sean cristianos, sabemos bien lo que
significa ser extranjero, sabemos lo que significa ser perseguido por nuestra
fe, por nuestras convicciones, por estar sentenciados a la muerte».
Francisco recordó las fiestas solemnes judías de Rosh
Hashanah y del Yom Kippur. Asimismo, explicó
que las fechas son ocasiones de gracias y un llamado espiritual para escuchar
el «Dios de los padres» que abre siempre caminos nuevos.
El
poeta
Luego, el Papa mencionó al poeta húngaro Miklós Radnóti, cuya
brillante carrera fue destrozada «por el odio ciego» de quienes, sólo por ser
de origen judío, inicialmente le prohibieron enseñar y luego lo alejaron de su
familia.
Encerrado en un campo de concentración, en medio del hielo del lager, ha
seguido dando testimonio y prosiguió escribiendo para»iluminar
la oscuridad del odio con la luz de la fe».
Por ello, el Papa insistió: «Al final, en la triste soledad del
campo de concentración, mientras se daba cuenta de que la vida se estaba
marchitando, Radnóti escribió: «Soy también yo una raíz ahora… Fui una flor, me
he convertido en una raíz» (El Cuaderno de Bor, Raíz). También nosotros estamos
llamados a convertirnos en raíces. A menudo buscamos frutos, resultados,
afirmación».
Arraigados
«Esto es lo que nos pide el Dios de nuestros padres, porque —como
escribía otro poeta— «Dios espera en otra parte, espera precisamente al final
de todo. Abajo. Donde están las raíces». Sólo si estamos profundamente
arraigados podremos alcanzar la cima. Enraizados en la escucha del Altísimo y
de los demás, ayudaremos a nuestros contemporáneos a acogerse y amarse.
Solamente si somos raíces de paz y brotes de unidad seremos creíbles a los ojos
del mundo, que nos mira con la nostalgia de que florezca la esperanza. Gracias,
y buen camino», concluyó. Sucesivamente, se trasladó en automóvil para presidir
la Santa Misa en
la Plaza de los Héroes de Budapest.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia